En esta cita marteril, ¿se puede decir así?, te vengo a presentar a…
El poeta
Podría resumir mi vida escribiendo un breve poema, porque es lo único que sé hacer y siempre se me ha dado estupendamente. Pero no lo haré, no pienso rimar un solo verso más y mucho menos para la cuestión que debo que tratar.
Quienes me conocéis bien sabéis que lo mío ha sido un entrar y salir de centros psiquiátricos entre un poemario y otro. Esta enfermedad es herencia de familia, aunque a mí no me ha importado nunca que se sepa, los que dicen que llevan mi misma sangre lo ocultan por miedo al estigma social, lo cual y sin ánimo de ofenderles me importa un carajo.
Los más afamados psiquiatras del país me dieron pastillas para tratar mi locura, como si ésta tuviera cura. Me internaron una y otra vez y entre medias quien suscribe abusó de todas las sustancias psicotrópicas que con mis ingresos como rimador de estrofas me he podido permitir. Porque sí, los vicios me los he pagado con lo ganado con mi trabajo, otros se han prostituido para ello, yo tan sumamente bajo no he llegado, no les juzgaré por haberlo hecho. Cuando no tenía para ello mi familia bien que contribuía a que siguiera inyectándome fuego en las venas con tan sólo una llamada de teléfono y un…
—Vas mal por ese camino, cualquier día pillas algo de lo que te vas a arrepentir.
Tras la consabida regañina me daban la pasta y yo me la pulía siempre en lo mismo. Sólo así podía crear los más bellos poemas.
Versos entroncados con esta inquietud por la existencia vital que me atormenta, por esta búsqueda del amor perfecto entre las letras y su musicalidad, por esta locura que va y viene, por esta especie de no sé qué que nunca voy a contar porque ya no tengo tiempo.
Ya no tengo tiempo, el sida está a punto de poner fin a mis días. Yo que siempre había imaginado que lo haría la locura, resulta que no. Mi familia tenía razón, las drogas me han llevado a enfermar.
Antes de morir he tomado la decisión de despedirme en prosa que no en verso de los únicos que merecen que les diga adiós, mis lectores. Ellos, solamente quienes me conocen a través de mis versos entenderán esta despedida, los demás que empiecen por leer mi obra.
Galiana
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El relato fue publicado en el blog galianaycia hace un par de días
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