
La Navidad da su pistoletazo de salida con el sorteo de la lotería. ¡Mucha suerte!
Para ir haciendo boca mientras esperas que salga el número te dejo este relato.
Puro macho
Soy un hombre de esos que ya no quedan, un hombre de raza, un puro macho como estás a punto de comprobar.
Antes de ello, y para que no me acusen desde esas cosas raras que tanto se estilan en estos tiempos, te lo aviso: no tengo ningún inconveniente en declararme machista. Hay a quien esta palabra le quema en la boca al pronunciarla, a mí en absoluto, lo hago con la voz poderosa y sin ningún tipo de reparo. Que no me vengan con milongas y con estupideces feministoides al respecto.
También me confieso abierta y tajantemente xenófobo y homófobo. No me van ni los negros, ni los maricones, ni toda esa panda de pijoprogres que les defienden. Son todos tan sumamente hipócritas… Ya, ya me gustaría a mí verles si alguno de sus familiares eligiera follar con alguien de una raza inferior o del mismo sexo, entonces veríamos si mantienen la absurda payasada de que todos somos iguales.
Supongo que parezco agresivo, incluso violento en mi forma de hablar y de expresarme. Me importa un carajo lo que opines al respecto porque soy de los que se envalentona cuando creo que alguien intenta tocarme los cojones. Soy de los que levanto la voz ante las mujeres, los niños, los ancianos, y sobre todo los imbéciles atontados y cobardes que miran al suelo porque son incapaces de alzar la cabeza ante las personas que, como yo, ejercemos la autoridad solamente con nuestra presencia.
No, no tengo la más leve intención de moderar mi conducta. El mundo es de los fuertes, los poderosos. Los débiles han nacido para servirnos, nosotros podemos aplastarles cuando nos dé la gana, sin tener que darles ninguna explicación.
A algunas mujeres les horroriza que coleccione armas de fuego, que exhiba mi destreza con ellas, en el fondo sólo hacen teatro para llamar mi atención. Las que más temerosas se muestran, cuando presumo de mis facultades con el gatillo, son las que suplican de rodillas que me las folle, así que no les impondré tanto. A esas por ridículas suelo castigarlas y antes de subirlas al dormitorio las vuelvo locas jugando a la ruleta rusa, no saben que el arma no está cargada, pero me gusta verlas desnudas llorar por su vida, las mamadas que me hacen son de antología.
Soy fetichista. Me gusta quedarme con las bragas si me han dejado satisfecho, en caso contrario ¿por qué cojones tengo que guardar de ellas recuerdo alguno? Bastante hago con que no se lleven algún golpe por no haber sido complacientes conmigo, no estoy para perder el tiempo.
Soy el prototipo de hombre que ya no queda. La esencia del macho en estado puro. Frío, feroz y capaz de humillar a las mujeres.
¿Dónde se encuentran ejemplares así hoy en día? Es una pena que los hombres de ahora sean tan patéticos, unos mierdas insulsos. Siempre llorando por los rincones detrás de una mujer, o escribiendo versos porque alguna les ha roto el corazón.
No niego que soy un miserable. No esperes otra cosa de mí pero es lo que tengo que ser porque así somos los auténticos hombres, y lo demás… cuentos que te han contado algunas que se dicen feministas y encima están mal folladas.
Ahora ven, acércate que te voy a enseñar, quieras o no, el puro macho que soy. Te va a dar igual negarte, resistirte, llorar o patalear, nunca habrás sentido nada igual.
Galiana
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Este relato se publicó en el blog galianaycia.com el día de la lotería de Navidad de 2022
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