
Todos conocemos muchos tipos de mujeres, vengo a presentarte una más…
Mujer funambulista
Me casé con mi segunda novia, no porque creyera en el matrimonio sino porque la sociedad en la cual me movía así lo dictaminaba, además por aquel entonces yo era demasiado joven como para siquiera plantearme ir contra las normas.
Mi escasa preparación para convivir en pareja y un cúmulo de otras circunstancias, ahora no viene al caso recordarlas, hicieron que abrazase un divorcio perfectamente institucionalizado por la sociedad donde en el caso, como era mío, de haber hijos tan sólo debía comportarme como un buen padre y perfecto exmarido para no ser tratado como un proscrito social.
Sin mucha estridencia durante los siguientes años permanecí aprovechando las pequeñas laxitudes que como hombre se me permitían.
Todo estaba controlado hasta que apareció ella.
Mujer educada estrictamente en las normas sociales, madre y divorciada como yo. Sin ningún escándalo en su hoja de servicios. Nada indicaba que tuviera dos caras, aunque solo muestra una, porque lo que es de verdad es una mujer funambulista.
De esas que le dan vida a tu alma para robártela después y mientras se la llevan tú solo notas que te falta el aire; de las que te arrastran al borde del precipicio o te empujan al vacío; de las que nunca te dan esperanza, de las que echas de menos nada más han abandonado tu cama.
Reconozco que por ella me volví demente si es que alguna vez estuve cuerdo, y hasta quise pasar por imbécil a pesar de no serlo. Por ella de forma consciente, y en más de una ocasión, he deseado transformarme en un sádico asesino hasta el punto de comprender a los hombres capaces de batirse en duelo al amanecer por una dama.
Amaneceres y mujeres no es la forma adecuada de verlo. Quiero ver la salida del sol solo con una única mujer.
Confieso que jamás aposté por qué mi relación con ella pasaría de un invierno, como mucho llegaría al verano siguiente, pero ella siempre decía que acababa de empezar, y al final he tenido que reconocer que tiene razón.
Aquí estamos, aquí seguiremos hasta que ella se canse, hasta que un buen día decida que he dejado de parecerle interesante, más bien que ya no soy un objetivo para sus intereses. Hasta que ese momento llegue seguirá disparándome descargas electrizantes a base de miradas, susurros, silencios, gemidos controlados y descontrolados ordenadamente, y mientras tanto yo…
Yo no quiero ni imaginarme cómo será despertar sin que ella esté. De pasar esto sé que de golpe envejeceré, me convertiré en un ser decadente, aburrido y disfuncional. No quiero verme así por lo que lo único que debo hacer es procurar que no le falte de nada a esta mujer funambulista.
Galiana
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El relato fue publicado en el mes de diciembre de 2022 en el blog galianaycia.com
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