Te propongo jugar con los nombre comunes
El juego de los nombres comunes
Está nevando, desde hace días no podemos salir de casa. Las tardes ya van pesando. Hoy te he propuesto un juego, yo digo un nombre común, tú lo asocias a una persona cercana. No te he pedido que justifiques la razón aunque tú has querido hacerlo.
He empezado por algo fácil, lluvia. Lo has asociado a mi hermana la pequeña porque se pasa el día lloriqueando por lo mal que le trata la vida como si quiera seguir siendo una adolescente, nos hemos reído. Después dije seta, sin dudarlo has dicho, Carmen, mi socia, y has añadido:
—No es necesario que te diga más.
Nos hemos vuelto a reír.
A sofá le has puesto el nombre de tu padre. Te he dicho que no era justo por la edad que ya tiene. Tú has replicado que de joven también era así, siempre sentado frente al televisor viendo fútbol como si no hubiera mañana.
Oso lo has identificado con mi hermano. Nada que decir al respecto sobre todo desde que se dejó crecer la barba y el pelo, con la envergadura que tiene se parece a los tipos del norte de esa serie de supervivientes que ponen en la tele y que vimos por puro aburrimiento los días del confinamiento.
Luna se la has adjudicado a tu hermana. No estoy de acuerdo. Toda tu familia pensáis que está loca, a mí en cambio me parece muy divertida, algo excéntrica pero eso no significa que esté trastornada como todos creéis. Tiene un discurso coherente, diferente al vuestro, sí, más bien es de las personas que nacen en familias equivocadas si es que se puede decir algo así.
Ante la palabra chimenea te has puesto triste. Has dicho mamá con la voz en un hilo, aún te cuesta nombrarla. Con rapidez he dicho tacones para evitar que vuelvas a asomarte al pozo del que tanto te costó salir.
—No vale— has refunfuñando— esa siempre eres tú. ¿Recuerdas cuando nos conocimos, te llamaba Señorita Tacones?
—Fue hace tanto, ya ni me acuerdo.
—¿Qué nombre común soy yo? —preguntaste socarronamente— No me digas corbata, desde que trabajo desde aquí ya no la llevó.
—Tú eres casa.—respondí tajante.
Te me has quedado mirando sorprendido, con esa media sonrisa de complicidad que solo los dos entendemos. Después me he acurrucado junto a ti.
La noche entra por la ventana trayendo ese silencio previo a la cena que tanto nos gusta.
Galiana
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Publicado en el blog galianaycia.com el 17 de febrero de 2023
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