¿Estás sin plan? Te propongo uno
El plan de hoy es…
Me levanto de la cama y ella no está a mi lado. Su ropa sigue por el suelo del dormitorio, enredada entre la mía, tal y como se quedó anoche.
Sin incorporarme, para no hacer ruido, agudizo el oído tratando de escuchar cualquier sonido que me haga deducir que está en el baño, pero de allí sólo me llega el silencio. Me levanto. La puerta del baño está abierta y veo claramente que allí no hay nadie. Me pregunto dónde puede estar.
Sigilosamente salgo del dormitorio y recorro el pasillo rumbo al salón. El único sonido que hay es el de mi respiración inquieta, ansiosa, nerviosa. En el salón no hay nadie.
Por un momento me planteo que haya salido desnuda de la casa, pero entonces me viene a la mente que la cocina es el lugar perfecto para encontrarla.
Allí está, sentada junto a la mesa de la cocina. El sol le ilumina el cabello, está enredado. Lleva puesta mi camisa, la de la otra noche.
Nos miramos. Me acerco hasta donde está. No sé si tenderle la mano para llevarla de nuevo al dormitorio. Me siento desnudo, tal vez porque lo estoy.
—Dormías. Tenía sed. Espero que no te haya molestado que buscara un vaso y me sirviera agua del grifo.
Sigo mirándola. Quiero encontrar la frase oportuna que decirle, pero todas me parecen tontas.
Por fin soy capaz de articular palabra:
—¿Qué planes tienes para hoy?
Me responde con una sonrisa para a continuación llevarse el vaso a la boca y beber un trago pequeño. Deseo besarla pero no me atrevo. Se muerde los labios de forma pícara, como anoche mientras entrábamos en casa. Me mira. No deja de sonreír. Deja el vaso sobre la mesa. Apoya la cabeza en una de sus manos.
Deseo que diga algo, lo que sea, porque si no seré yo quien rompa el silencio con alguna estupidez de las mías. Es entonces cuando comprendo que no es necesario decir nada, que con su mirada me lo está diciendo todo. Me lleno de dudas y pienso si estoy malinterpretando las señales.
Está sentada en la cocina de mi casa. Va vestida con mi camisa. No son señales lo que veo, son realidades, pero aún así quiero que confirme lo que sé.
—Tú tienes que trabajar. Mi padre te paga para que seas mi guardaespaldas todas las horas del día, todos los días de la semana, así que en lo que a ti respecta tienes plan para hoy. Yo por mi parte tendré que meterme en otro lío como el de ayer para que al finalizar el día terminemos como anoche.
Sonrío. Definitivamente me gusta el plan que ella ha preparado para nosotros en el día de hoy.
Galiana
Parece que no solo guarda la espalda. 😉
Me gustaMe gusta
👠👠♦️♦️
Parece que era un buen plan
😘😘😘
Me gustaMe gusta
Eso parece. 😘😘😘
Me gustaMe gusta
Reblogueó esto en Galianaescritoray comentado:
El relato fue publicado en el blog galianaycia en agosto de 2022
Me gustaMe gusta