Hace algunos años yo dirigía un programa de radio con tertulia incluida. Los contertulios y yo opinábamos sobre la inminente aprobación de lo que hoy en día se conoce como la Ley de Violencia de Género. Mi posición en ese momento, ahora también, consistía en que, tal y como estaba diseñada, aquella norma acabaría generando una guerra de sexos que no erradicaría la violencia hacia las mujeres. Entonces no vi venir el incremento de la violencia vicaria.

¿Qué razones tenía para pensar de este modo?

Durante muchos de los años que estuve en los medios de comunicación, para poder mantener mi libertad en los mismos simultáneamente trabajaba como educadora social con víctimas del maltrato, cómo se denominaba en aquellos años.

Como educadora social trabaja con mujeres maltratadas en servicios sociales donde éstas, previa solicitud del INEM (ahora SEPE), solicitaban la incorporación a determinados cursos donde percibían un salario por ser usuarias del mismo.

Pronto descubrimos que algunas de ellas habían mentido para acceder a aquella remuneración. Les hicimos una prueba a todas. Una redacción basada en la imagen de un anuncio publicitario muy de moda por aquellos años. Un grupo de ellas usaba la frase al ver una mujer, una maleta y un horizonte, “huir donde sea con mis hijos”; aquellas que sólo buscaban la paguita escribieron “irme de vacaciones con mi familia a un lugar paradisiaco”.

La Ley de Violencia de Género otorgó el don de la verdad a la palabra de las mujeres frente a los hombres. Éstos desde entonces son malos, sinvergüenzas, puteros, maltratadores… por decreto.

Se quiere aprobar una ley desde el Ministerio de Cultura donde por ser mujer nos darán subvenciones para hacer cine y demás que no puede ser más ideologizante. La misma, como ya ocurrió con la de Violencia de Género, incrementará aún más la guerra de sexos. Con el tiempo veremos películas donde la mujer se empoderará a base de destrozar a los hombres, éstos aparecerán como unos mierdas a quienes se debe aplastar dado que son lo peor de lo peor.

Todo esto puede parecer exagerado pero ahora mismo en este país las mujeres podemos decir cualquier cosa ya que nuestra palabra vale más que la de un hombre solo por nuestro sexo.

Es interesante reflexionar sobre si queremos que con nuestros impuestos se subvencione cine hecho por mujeres donde nosotras somos creíbles por nuestro género y ellos, por la misma razón, ni siquiera conservan el derecho a la presunción de inocencia.

Galiana

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