
En los últimos dos años vivimos tiempos de incertidumbres, tal vez demasiadas y en muchos aspectos.
La pandemia descuajaringó casi todo nuestro mundo. La guerra, mejor dicho la invasión de Rusia a un Estado soberano como es Ucrania, ha terminado por ponerlo todo patas arriba.
Es cierto que Putin pensó que iba ser una guerra relámpago. Estaba convencido que iba a marcarse un veni, vidi, vinci al estilo Julio César al describir en el Senado romano su victoria sobre Farnaces II del Ponto en la batalla de Zela, lo cual no iba a darle tiempo de reacción a Occidente.
No contó con que los ucranianos resistirían cual aldea gala (quizá te suene más de Asterix y compañía) y esto ha hecho que Occidente haya reaccionado como Putin nunca pensó.
Es cierto que lo hace con las canillas aflojadas y dándole vueltas a la pregunta ¿y si…? Tomar decisiones con miedo a no saber la reacción del mandatario ruso, o pensando en las palabras III Guerra Mundial es estar en una espiral de incertidumbre constante.
Los diferentes gobiernos de Occidente, la Unión Europea incluida, se reúnen de forma constante tomando decisiones económicas y sociales contra Rusia. Mientras los medios de comunicación nos muestran los horrores de la guerra de Ucrania que engullimos entre cucharadas de sopa.
Sopa de fideos cada vez más costosa. Los cereales (con ellos se hacen los fideos y demás pasta) se importan del granero ucraniano, están a un precio escandaloso. El aceite de girasol, también viene de allí, está por las nubes. El gas, la luz, el transporte (funciona con gasolina o gasoil) valen un potosí, todo incrementa el coste de nuestra sopa. Añadir a la misma algo de carne, pescado o verdura es multiplicar su precio porque cualquiera de estos alimentos ha incrementado su valor lo que no está escrito. Como sigamos así tendremos que hacer como los irlandeses en tiempos de hambre, comer patatas cocidas en una buena lumbre.
Las incertidumbres que está acarreando la guerra de Ucrania se están añadiendo a las ya existentes por la COVID en economía y bienestar social.
Algunas noches necesito en prime time apagar las noticias sobre la guerra, la economía… ver un canal de entretenimiento donde partiendo de una pieza de hierro forjan objetos funcionales, me permite pensar que las incertidumbres, con esfuerzo, pueden llevarnos a buen puerto.
Galiana
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