Debe ser que los españolitos de a pie tenemos tendencia a la bipolaridad y entre los que han decidido celebrar la fiesta de Eros, dentro de sus posibilidades, y los que lo asumen como una orgía consumista, ésa que está lejos de nuestros agujereados bolsillos, nos movemos como peces en el agua.
El problema no es que la ciudadanía se incline hacía la bipolaridad, con todos nuestros respetos para quienes sufren esta enfermedad, sino que el Gobierno y el partido que está en el poder han pasado de dar bandazos e ir totalmente desnortados a practicar el arriesgado deporte del “bipolarismo”.
Podríamos entender, que ya es, que Rajoy no haya cumplido ni una sola de sus promesas electorales, pues los toros desde la barrera se ven muy diferente que cuando uno está sobre el albero frente a un morlaco de ni se sabe los kilos, pero eso de aplaudir las fase del Presidente del Gobierno “He incumplido mis promesas, pero al menos he cumplido con mi deber” nos suena a choteo sin más.
No descartamos la idea de sonreír al estilo Montoro cada vez que nos sube los impuestos de todas las formas posibles porque cuando De Guindos le pone sobre la mesa eso de “debe haber pero no hay” el titular de Hacienda duda si echarse a llorar o dejar que la risilla nerviosa asome y que sea lo que Dios quiera.
En un alarde de no sabemos muy bien qué podríamos disculpar que Ana Mato no se entere de cómo se gestiona la Sanidad Pública, pues fue incapaz siquiera de intuir que el enemigo lo tenía en casa y no nos referimos al Jaguar que había en su garaje.
Ya está bien de tanto conjugar el verbo podríamos porque si seguimos así podríamos justificar lo injustificable y para eso ya están Rajoy y los suyos quienes, no sabemos si tras los papeles de Bárcenas y los escándalos de Arturo Fernández, Vicepresidente de la CEOE, le han visto la orejas al lobo a esto de que la paz social está a punto de quebrarse, el caso es que por la mañana avalan una postura y a la hora del café las tornas han cambiado totalmente.
Gallardón ha empezado, no sabemos si por la presión social o porque su ambición para ocupar puestos más altos entra en las quinielas, a modificar las famosas Tasas Judiciales. Y si el Superministro de Justicia puede recular aparentando hacer un guiño a los más desfavorecidos como quien no quiere la cosa el resto del Gobierno puede seguir sus pasos sin que pase lo más mínimo.
La palma de la actuación bipolar se la lleva el tema de la Dación en Pago. Eso de por encima de nuestro cadáver vamos a admitir la Iniciativa Legislativa Popular que acompañada de más de un millón de firmas quiere que las personas que no pueden pagar sus hipotecas mueran civilmente –del tema suicidios ya nos ocuparemos porque es algo demasiado serio para un par de líneas- al tener que seguir pagando una casa que el Banco les ha quitado, queda tras la siesta en agua de borrajas dejando que la Iniciativa sea admitida en el Congreso, la regulación de esta situación la dejan para más adelante.
Lo dicho, tanta bipolaridad de este Gobierno nos abruma pero lo dejaremos estar porque hoy toca disfrutar del día del amor sin demasiados sobresaltos.
Galiana