Rajoy cuando llegó al poder se encontró con una crisis que no sabía ni por dónde meterle mano porque desde la oposición mucho hacerse el fanfarrón pero una vez asentado en Moncloa le ha venido grande el cargo, y si a eso le añadimos que tiró de nombres de cierta relevancia en el partido para pagar algún que otro favor a la hora de nombrar a los Ministros en lugar de elegir a aquellos que de verdad supieran hacer su trabajo tenemos una ciclogénesis explosiva, tan de moda en estos días por el norte de España, cuyas consecuencias devastadoras no dejaremos de sufrir en generaciones.
Desde Berlín a Rajoy le dieron una hoja de ruta en la cual solo estaba escrita la palabra austeridad y cuando preguntó dónde estaban las instrucciones para llevar a cabo su misión le dijeron que el modo de llevarla a cabo era cosa suya siempre y cuando consiguiera el objetivo.
El Gobierno para cumplir el cometido ha entrado en una especie de juego macabro por ver qué Ministerio adelgaza más su cartera sin importar los daños colaterales que se puedan derivar y para eso se ha abierto la veda del todo vale pasando incluso por encima de determinados conceptos consolidados en nuestro sistema.
Una de las primera medidas fue rebajar la Ciencia a Secretaría de Estado, toda una declaración de intenciones pues un país donde se considera una nadería la Ciencia ya es para hacérselo mirar, y a partir de ahí no dejar títere sin cabeza se ha convertido en la afición preferida del Gobierno.
Rajoy y sus “Eduardomanostijeras” solo tienen un límite, no pueden mirar ni por el rabillo del ojo a quienes les facilitaron su llegada a Moncloa. No seremos tan ingenuos de pensar que la crisis fue quien lo hizo porque ya tenemos suficiente con que el Gobierno nos tome por tontos.
Quienes mueven los hilos de todo son la Banca y la clase alta. De la primera no vamos a decir nada porque todos sabemos que hace de su capa un sayo y no hay quien pueda ni sepa meterla en cintura; respecto a la clase alta, siempre arrima el ascua a su sardina y no encontraba ya beneficio alguno en seguir manteniendo al PSOE en el poder después de haberle exprimido lo que no estaba escrito.
Una vez establecidos los límites para cumplir con la hoja de ruta de Merkel queda solamente destruir por todos los flancos el Estado del Bienestar para convertir este país en lo que siempre ha querido la UE que fuera.
Bruselas nunca ha ocultado su intención de hacer de España un inmenso burdel donde quien más quien menos debe prostituirse para llevarse algo a la boca o tener un techo donde cobijarse que son las necesidades básicas; la educación y la sanidad han sido elevadas a la categoría de lujo no apto para todos los públicos.
En este panorama tan sombrío los jóvenes, hijos de la clase media o media baja, ya pueden ir emigrando donde quieran porque su futuro aquí ni está ni se le espera; respecto de los inmigrantes que se vuelvan por donde vinieron y sin darles las gracias por los servicios prestados; los ancianos, minusválidos y/o dependientes directamente han pasado a engrosar la lista de los parias donde lo que se persigue es su desaparición; y de las mujeres se espera que acepten sumisas como libro de cabecera el manual que escribiera Pilar Primo de Rivera.
Estos son los pilares sobre los que Rajoy pretende asentarse para cumplir su misión, lo mejor de todo es que no encuentra ninguna oposición entre “el personal” dado que el mantra de la herencia recibida como él de haber vivido por encima de nuestras posibilidades ha calado y la ciudadanía permanece en sus casas resignada y compungida.
Galiana