Debemos tener claro cómo funciona el Consejo de Ministros sobre todo lo que sucede en el primero porque es el que marca el devenir de los miembros del Gobierno en la legislatura; en él además de felicitarse entre sí por el nombramiento se juega a “sacar pajitas” y en función del tamaño de la misma el cargo lleva aparejado unas especialidades muy concretas. En todos los Gobiernos de esta democracia siempre está el Ministro que ejerce de protagonista, el parsimonioso, el ninguneado, el equilibrado, “el broncas”, el deslenguado, «el guaperas», el gracioso…
El Gobierno de Rajoy no tiene 50 días y como nuestro Presidente es tan recto él exige a los suyos un ajuste perfecto al papel que les fue adjudicado por el método de “sacar la pajita” y luego pasa lo que pasa.
Gallardón en plan “star” asume el tema del aborto en Justicia lo cual Ana Mato agradece como signo de caballerosidad porque a ella eso de hablar de temas escabrosos no le va; De Guindos y Montoro necesitan de Santamaría para no llegar a las manos dadas las discrepancias entre ellos y el trío forma lo que se viene a llamar “la Guardia Pretoriana”; Báñez se ha metido en un lío con lo de la reforma laboral de la que pretende salir poniendo “cara de palo” entre las sonrisas de la Patronal y el gesto contrariado de los Sindicatos.
Podríamos seguir con cada uno de los Ministros pero quien de verdad nos interesa es el Ministro Wert. A él le ha tocado ejercer de “graciosillo” y como modelo ha decidido parodiar a Groucho Marx y eso nunca es fácil dado que la inteligencia del cómico americano no está a la altura de todo el mundo.
Wert ha asumido su papel de ser quien con imbecilidades supinas distraiga la atención del personal y tape errores sirviendo de bufón a los ciudadanos de a pie mientras sus compañeros de terna hacen y deshacen sin llamar demasiado la atención. Cada día el Ministro de Educación, Cultura y Deporte nos sorprende con alguna “gracieta” más propia del tertuliano que durante años fue en diferentes medios de comunicación que del rigor que se le presupone a un Ministro.
Wert ha tocado todos los palos y en un tiempo record. Para modificar el plan de estudios leyó ante unos micrófonos unos párrafos que pretendió hacer pasar por textos oficiales y con ello le cambió el nombre a Educación para la Ciudadanía ante el escarnio del respetable quien le colgó la primera medalla; a renglón seguido aplaudió la llamada “Ley Sinde”, esa que Zapatero no se atrevió a aprobar en la recta final de su Gobierno, y van dos medallas. Aquí no queda la cosa, que nuestros deportistas son parodiados en Francia por el tema del doping reconoce abiertamente que en España tenemos un problema con las sustancias dopantes y con ello «hace amigos» entre Nadal, Contador, Gasol, Casillas y compañía. Lo de presumir de la entrega del tesoro del Odyssey, o que las Becas sean en función de los resultados académicos es algo que raya lo absurdo y nos provoca hasta vómito intelectual por mucho que sea jaleado por González Pons.
Hasta para parodiar hay que tener estilo propio y a Wert le recomendamos que abandone la idea y se preocupe de lo que de verdad importa dejando las payasadas para otros momentos porque no estamos para estas “gaitas” en los tiempos que corren.
Galiana