Deberíamos hablar de la imposición del Toisón de Oro a Sarkozy y de cómo con la escusa ha venido a traer las instrucciones que la todo poderosa Merkel le ha dado para que le entregue de tapadillo a Rajoy sobre cómo hacer la reforma laboral, o el momento idóneo de ordenar la subida del IVA, porque el mandatario francés no es más que un emisario de la germana y cada vez lo hace con menos disimulo.
Lo sentimos pero hoy no toca la UE, ni los Toisones, ni nada, toca hablar de hipocresía, de cinismo, de ser unos “lame culos” con todas sus letras.
En este país tenemos la fea costumbre cada vez que tenemos un muerto de cierto renombre encumbrarle a la categoría de santo directamente y olvidarnos de todo lo demás, a la par que hacerle una lisonja que va mucho más allá de la que realmente merece.
Fraga falleció el domingo por la noche y hasta su entierro no escucharemos más que parabienes sobre su persona. No estamos de acuerdo con este ensalzamiento público del político conservador.
Fraga era Fraga, con sus pros y sus contras, con su autoritarismo, con sus desplantes, con su cerrazón cuando tocaba. Se dimensiona su evolución desde Ministro de una dictadura a “Padre” de la Constitución cuando la explicación es mucho más sencilla; fue por mera supervivencia, si quería seguir viviendo de la política no le quedó otra que adaptarse a los nuevos tiempo con lo que decidió reinventarse dado que las opciones eran eso o «salir por patas del país».
Sobre Fraga hemos escuchado todo tipo de calificativos sobre su persona, el más pronunciado es definirle como un “animal político, todo alabanzas y loas; lo que no entendemos es porque tanta grandeza con un hombre que tenía sus luces y sus sombras, que cuando sus “enemigos” políticos fallecieron no fue tan generoso con ellos porque cumplidos para los demás tenía pocos o más bien ninguno.
La historia le juzgará dentro de algunas generaciones y le dará el lugar que de verdad merece ocupar, si es que es merecedor de tal distinción, por ello nosotros desde este espacio no haremos una loa porque elogiar a los muertos es algo que hace todo el mundo hasta convertirse en una mentira tras otra; que nos perdone quien tenga que hacerlo y si es que hemos cometido pecado alguno pero nos negamos a caer en ese juego.
Sin ningún calificativo solamente diremos que D. Manuel descanse en paz; el ponerle el “Don” es el único privilegio que le concedemos dado que exigía ese tratamiento para todos los que se relacionaban con él.
Galiana
Hoy seré muy breve: Estoy contigo al cien por cien.
Saludos.
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Muchas gracias, pero lo malo es que no aprendemos y seguiremos actuando del mismo modo una y otra vez.
Un saludo
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