Rajoy ha ido y ha vuelto de Alemania con su Declaración de la Renta bajo el brazo para demostrarle a Merkel su honorabilidad, porque que nos tilden de corruptos es algo que no nos gusta a nadie, seamos sinceros. El problema es que la Canciller en la única religión que cree es en la suya propia y la actitud del Presidente español se la trae al pairo, pues recuerda el dicho latino de: “Excusatio non petita, accusatio manifesta”, y pues a ella lo que de verdad la tiene más que soliviantada es la escandalosa cifra de parados que tenemos en nuestro país.

El incremento brutal del paro, mes a mes, es algo que los ciudadanos ya tenemos más que asumido porque desde el principio supimos que a Báñez el Ministerio de Trabajo le venía más que grande e, incluso antes de entrar en vigor, que su Reforma Laboral, no iba a aportar nada positivo en lo que se refiere a solucionar el terrible drama en el que vivimos.

Lo que todavía este Gobierno no entiende es que el tener una tasa tan elevada de parados debería estar por encima de los dichosos papeles de Bárcenas, por muy implicada que esté la cúpula del PP, porque lo que es inadmisible no es que se haya cuestionado la honorabilidad del Presidente del Gobierno, que también, sino esa falta de carisma a la hora de afrontar una situación que está creando alarma social en el país por encima incluso de las sangrantes cifras de parados.

Rajoy afronta el tema de los documentos de Bárcenas sacando del ostracismo a González Pons, a quien no nombró Ministro dada su relación con el Caso Nóos, erigiéndole en paladín de esta contienda. La defensa, lejos de interponer las correspondientes querellas ante los juzgados y dejar que la Justicia haga su trabajo como sería lo más acertado, se centra en desacreditar al PSOE como si Rubalcaba y los suyos hubieran escrito los papeles apócrifos de su puño y letra.

El líder de los socialistas se limita a pedir que cambiemos de Presidente de Gobierno, lo cual es casi de manual, pero le faltan los arrestos suficientes para pedir convocatoria de elecciones. Más que arrestos lo que de verdad le falta es partido, pues dada la situación actual del PSOE una adelanto electoral sería un suicidio colectivo.

Recapitulemos, porque son muchos palos los tocados y ninguno nos va a ayudar a salir el estado de shock en el que nos encontramos.

La situación consiste en que España es una país con una tasa de paro totalmente descontrolada, con lo que el crecimiento económico, que dicho sea de paso es lo que realmente le importa a Merkel, está a caballo entre la utopía y la quimera. Quienes tienen que solucionar este desastre están más preocupados en limpiar su buen nombre manchado por unos documentos que revelan la financiación irregular del partido en el Gobierno y para hacerlo se aferran a la táctica del “y tú más” porque realmente no han sabido contener a su Ex-Tesorero, quien, por cierto, después de haber evadido impuestos y blanqueado dinero se pasea libremente por hoteles de lujo dándose la vida padre.

Ante este panorama nos quedan tres salidas como único recurso para poder afrontar esta crisis económica e institucional en la que está inmerso este país, éstas son: por tierra, mar y aire.

Galiana