Jamás he dejado que el viento me llevara por mundos que forman parte de los sueños. Desde que te instalaste bajo mi piel nos convertimos en errantes, viajando de sueño en sueño arrastrados por el viento.
Galiana
Jamás he dejado que el viento me llevara por mundos que forman parte de los sueños. Desde que te instalaste bajo mi piel nos convertimos en errantes, viajando de sueño en sueño arrastrados por el viento.
Galiana
Nunca me gustó renunciar al poder de controlar mi propio rumbo. Aunque vivimos arrastrados por el viento del destino, la ilusión de control nos hace sentir seguros avanzando en la vida. En ocasiones, somos como marionetas manejadas al antojo del viento. No me gusta. Prefiero pelear y luchar contra el viento. Ni siquiera abandonarme entre las cadenas de la pasión. No quiero renunciar a mi poder. Pero, es inevitable: el viento vuelve a soplar fuerte y recio y, sin darnos cuenta, nos arrastra. Y la pasión vuelve a encadenarnos, aunque intentemos mil veces resistir.
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Precioso relato Gema
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