De sobra conozco cada uno de sus recovecos, cada uno de los pliegues de su piel, porque mis manos la han recorrido suavemente. Mis ojos jamás han podido, ni podrán, admirar su belleza. Sin embargo, hoy, me he atrevido a dibujarla.
Galiana
De sobra conozco cada uno de sus recovecos, cada uno de los pliegues de su piel, porque mis manos la han recorrido suavemente. Mis ojos jamás han podido, ni podrán, admirar su belleza. Sin embargo, hoy, me he atrevido a dibujarla.
Galiana
El sensual encanto doméstico de la caída de los albornoces.
Un dibujo encantador. Eres toda una artista, Galiana.
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