Amanece, miro al otro lado de la cama esperando escuchar tu singular manera de bostezar a mi lado cuando despierto. Solo tengo el ruido ensordecedor del tráfico de esta ciudad que me devora, como a todos, a diario.
Sobre la mesilla tengo un pedacito de ti; cierro los ojos y puedo sentirte a mi lado. Será que añoro lo que no tengo.
Galiana