Ya lo escribió Becquer:
¡Los suspiros son aire y van al aire!
¡Las lágrimas son agua y van al mar!
Dime, mujer, cuando el amor se olvida
¿sabes tú adónde va?
Si te fijas bien el árbol respira y en ocasiones hasta llora, pero la claridad de la tarde no dejó lugar para las lágrimas y sí para dejar escapar algún que otro suspiro.
Galiana