No podemos decir que la semana laboral no haya sido de lo más variada, claro que acostumbrados a despertar cada día con un nuevo numerito ya tenemos el cuerpo acostumbrado con lo que curados de espanto ya estamos pero lamentablemente y por alguna extraña razón que no terminados de entender callamos ante los desmanes que se están cometiendo contra nuestros derechos elementales.
Seremos acusados de alarmista, lo aceptamos, pero el tema de copago rompe con el principio de unidad e igualdad en España, y quebrar uno de los principios en los cuales se asienta nuestro sistema democrático es algo muy grave pero la ciudadanía o no lo ve o no quiere verlo.
Nos provoca vómito intelectual el aborregamiento de la sociedad española parapetada tras un conformismo inentendible y haciendo bandera de un sentimiento de culpabilidad que nos conduce a un “encogimiento de hombros” ante las barbaridades que desde el Gobierno se están cometiendo en nombre de la crisis.
Rajoy pasa por encima nuestros derechos, como si nada, y ha elegido Cataluña como cobaya nombrando a Artur Mas director de todo un brutal experimento que consiste en admitir el copago como animal de compañía sin la más mínima queja.
Los catalanes tendrán copago en Sanidad y en Justicia desde junio en el primer caso y un mes después en el segundo; la referencia en el texto constitucional sobre una Sanidad y un acceso a la Justicia universal y gratuita se lo pasan por donde el Coloso de Rodas los barcos mientras el personal opta por cruzarse de brazos asumiendo con resignación lo que tenga que venir.
¿De verdad somos tan imbéciles como para pensar que Cataluña va a ser la excepcionalidad, o vamos a despertar de una vez para ver que si allí pueden hacerlo nada le va a impedir aplicarlo al resto de CCAA gobernadas en su inmensa mayoría por el PP?
El problema no es que se imponga el copago, perdón el repago porque no debemos olvidar que de nuestros impuestos ya pagamos la Sanidad y la Justicia, el problema es que lo aceptamos alegremente y aquí nadie se plantea una protesta masiva en la calle para proteger nuestros derechos.
¿Cómo podemos permitir que el Estado del Bienestar por el que tanto tiempo hemos luchado y tantas vidas ha costado nos lo destruyan a la primera de cambio?
Con la esperanza casi perdida que reaccionemos a tiempo nos encomendamos a no sabemos muy bien quien porque de seguir así ni los dioses van a dar abasto a recomponer lo que va a quedar de nosotros cuando el rodillo del PP termine de pasar por todas partes.
Galiana