La economía de este país no está para huelgas generales, eso es indudable, pero lo que también queda fuera de toda duda son las razones que los Sindicatos tienen para convocarla y los trabajadores tenemos para secundarla de un modo masivo el próximo día 29 de marzo.
Rajoy ya presumió en Bruselas que su reforma laboral le iba a costar una huelga general. Lo hizo a sabiendas de lo que estaba por llegar y con sus palabras no se refería a que en dicha reforma los derechos de los trabajadores quedarán gravemente lesionados, que también, sino que escondía un desprecio por la clase trabajadora con el subsiguiente ninguneo a los Sindicatos sin precedentes.
El quid de la cuestión no está en plantearnos cuanto puede perjudicar la Huelga General a la economía española porque de las palabras de Rajoy se desprenden que los efectos negativos que toda huelga de esta naturaleza genera su Gobierno ya los tenía estudiados y asumidos. El intríngulis está en saber porque Rajoy menospreciando a los trabajadores acepta sin más una Huelga General sin haber cumplido tan siquiera 100 días en el Gobierno.
No queremos pensar que el Presidente del Gobierno sea un inconsciente irresponsable y piense “de perdidos al río” que sean los propios españoles los que hundan aún más el país encadenando una huelga general tras otra yo con lavarme las manos y decir que fue culpa de ellos ya lo tengo todo solucionado.
Obviando que dicha clase de pensamientos pululen por la cabeza de Rajoy es de resaltar que la falta de diálogo poco margen de reacción ha dejado a los Sindicatos; éstos han tendido una y otra vez la mano para no llegar a este final, que repetimos perjudica a nuestra ya maltrecha economía, y Rajoy les ha ignorado todas y cada una de las veces.
No vamos a negar que una Huelga General deba ser siempre el último cartucho a quemar ya que no es algo que alegremente se haga y debe ser siempre producto de un acto reflexivo no una decisión sin más. Nadie puede achacar a los Sindicatos el no haberlo pensado y repensado porque son conscientes de las consecuencias de la misma tanto si el éxito es arrollador, como esperemos que sea, como si es un estruendoso fracaso.
El 30 de Marzo cuando Rajoy anuncie los Presupuestos del 2012 sabremos en qué posición queda su Gobierno si la Huelga es un triunfo aplastante o el posicionamiento de los Sindicatos en caso de no ser secundada por una aplastante mayoría.
Hasta entonces el pulso está echado, Rajoy siempre puede recular devolviendo a los trabajadores los derechos lesionados con su agresiva Reforma Laboral, o llegar hasta el final aceptando las consecuencias sea cuales sean.
Galiana