La sensación de vivir en un constante flashback es lo que estamos experimentando desde la llegada de Rajoy a Moncloa. Perdemos derechos adquiridos a base de “decretazos” en medio de un atontamiento generalizado que nos hace pasar por “palominos atontados”, sin ánimo de ofender a nadie, encaminados a aceptar lo que tenga que venir sin más, con una abnegación de tal calibre que solo los que vivieron la posguerra saben reconocer.
Que nadie se alarme que no estamos en situación de preguerra, ni vivimos en una España dividida entre dos ideologías, porque seamos sinceros esta crisis se ha llevado hasta la voluntad y las ideas por delante.
¿Cómo hemos podido permitir que “el bajar los brazos” sea una opción? ¿Cómo aceptamos sin más que el Gobierno, en nombre de la crisis, destruya en tan solo 2 meses el Estado de Bienestar que tanto hemos tardado en conseguir y por el que tanto hemos luchamos? ¿Cómo es posible que aceptemos la justificación de la herencia recibida por del anterior Ejecutivo como causa para mermar nuestros derechos sin tan siquiera levantar la voz?
Vivimos en un continuo “encogimiento de hombros”, en un esperar que se resuelva todo pero sin implicarnos, en un “sálvese quien pueda” sin plantearnos que esa no es la manera.
Estamos siendo esclavos de la dictadura de los Mercados y se nos olvida el concepto que la palabra dictadura conlleva.
Tenemos un Gobierno que ni siquiera ha cumplido 100 días y en este tiempo ha demostrado que lo único que ambicionaba era llegar al poder; que lejos de gobernar, lo cual es su responsabilidad, se somete a la dictadura de los mandados de la UE, que es lo mismo que someternos a la dictadura de los Mercados pasando por encima de los ciudadanos de a pie con total impunidad.
Necesitamos con urgencias reformas, cierto, porque España no ha hecho el cambio al siglo XXI y los acontecimientos nos han pillado con “el paso cambiado” pero sobre todo y por encima de las ineludibles transformaciones en las estructuras laborales, fiscales, económicas, judiciales… lo que precisamos es cambiar nuestra forma de pensar, eso es lo que de verdad nos está lastrando a la hora de salir de la crisis.
Mientras no reaccionemos, mientras no volvamos a ser nosotros mismos, mientras no nos impliquemos todos juntos para salir de esta espiral que no conduce a nada en la que estamos inmersos dará lo mismo la dureza de las reformas que acometa el Gobierno, dará lo mismo los derechos que perdamos con ellas porque mientras no afrontemos la verdadera reforma que necesitamos, que es la reforma ideológica, este Gobierno y los que tengan que venir nos pasaran por encima.
Galiana