Que nuestra economía es un desastre y la recesión no nos va a abandonar este año como tampoco lo hará la millonaria lista del paro es algo a lo que ya estamos acostumbrados. Ni de Guindos, ni Montoro, ni Fátima Báñez serán los salvadores de esta situación, pero eso es algo que antes de su nombramiento para las respectivas carteras ya sabíamos.
Que venga el FMI, las Agencias de Calificación o Merkel al frente de la UE a decirnos que vamos rematadamente mal no es algo que nos pille de sorpresa, ni tan siquiera llegados a esta altura de la película nos da susto alguno.
En medio de tanto desastre como el que vivimos, (algunos nos acusan de catastrofistas o de exageradamente negativos lo cual no vamos a negar) cualquier cosa que huela a recesión, a elevar tasas de paro, a no cumplir con el déficit nos suena a la misma cantinela de todos los días, a una rutina constante que ya ni nos afecta porque quien más quien menos lo ha incluido en su vida como si fuera natural vivir en esta situación de caos total.
Lo suyo sería que habláramos de nuestra maltrecha economía pero sería dar vueltas a lo mismo una y otra vez dado que quienes están causando todo este desaguisado no están siendo castigados por ello, al contrario la pena y la penitencia recae sobre los ciudadanos de a pie con las famosas subidas de impuestos o las congelaciones salariales porque desde luego vender como hito una subida salarial del 0,5 para este año y del 0,6 para el siguiente con la subida de impuesto es una pérdida de poder adquisitivo en toda regla lo quieran vender como lo quieran vender.
En el ámbito económico no hay atisbo de mejora a corto o medio plazo, en el laboral el paro va a seguir creciendo por lo menos en un medio millón de personas más, en el judicial tampoco estamos mejor porque entre los Camps, Urdangarines y Garzones la justicia la estamos dejando a la altura del betún pero todos tranquilos porque tenemos a Gallardón al frente que seguro sabe como componerla de nuevo a base de sumar ceros a unos presupuestos que no dan para más.
Con un panorama tan poco halagüeño y estando solo a mitad de semana será mejor que lo dejemos estar y hagamos como el Presidente del Gobierno un tour turístico por Europa, fumar un puro, leer el Marca y que el mundo se arregle solo porque la idea era demostrar a todos que se puede llegar a Moncloa para dejar que los demás decidan qué hacer con el país.
Galiana
Todo esto me recuerda demasiado a la Argentina del famoso «corralito», que los dioses nos cojan con los deberes hechos, y la herencia (o las deudas) repartida.
Un saludo.
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El problema que nos pilla a todos sin vestir y con los deberes sin hacer.
Un saludo
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