La aparición en aquel callejón infecto del cuerpo de aquella actriz famosa fallecida por sobredosis de heroína, es de esos casos que los jefazos pretenden cerrar en pocas horas porque están claros.
Todo parecía apuntar a que la desdichada había acabado siendo una yonqui alcoholizada, de ahí que hubiera pasado de ser una de las grandes a vivir en el olvido hace ya algunos años.
Tuve que esperar que su compañera de show terminara la actuación, que anteriormente ambas hacían, para poder hablar con ella. Al principio me extrañó que no hubiera suspendido la actuación sobre todo tratándose de algo cómico. Nunca he entendido cómo los actores se suben a un escenario para hacer reír a una panda de borrachos cuando el compañero de trabajo está de cuerpo presente. La explicación que me dio fue sencilla, el dueño del local les dejaba vivir a las dos en un cuarto con baño en la parte de arriba a cambio de una función diaria.
Dado el lastimoso estado en que se encontraba el cadáver había imaginado un cuartucho sucio y destartalado, me equivoqué.
La estancia no era grande pero estaba pulcra. Sobre cajas apiladas, que hacían de estanterías, había infinidad de premios con el nombre de la difunta y su compañera. De las paredes, que alguien se había molestado en pintar, colgaban carteles de películas y de obras de teatro donde ambas, juntas y por separado, habían actuado. Sólo había una cama, lo cual me hizo pensar que entre ellas podría existir una relación sentimental, al lado había una columna de fotografías donde aparecían en diferentes alfombras rojas siempre con el mismo hombre. Le pregunté por él:
—Hace tanto de eso.
La respuesta tenía un tono tan actoral, tan a lo Gloria Swanson en Sunset Boulevard, que el poco pelo que me queda en el cogote se me puso de punta.
Me pidió que hablásemos al día siguiente porque quería cambiarse de ropa y estar con su compañera, su amiga, porque sabía que nadie estaría velándola.
Me marché a casa pensando en que algo no encajaba. No había encontrado ni una sola botella de alcohol en aquella habitación, ni nada que me indicara que aquellas dos mujeres consumieran drogas.
Estaba inquieto dando vueltas en la cama, por eso cuando sonó el teléfono no me despertó. Era el dueño del local. Antes de salir le dejé mi tarjeta por si veía algo raro. Mientras echaba el cierre escuchó una detonación. Le dije que no se moviera que enseguida iría.
Cuando subí al cuarto, todavía no había llegado la caballería porque no les avisé hasta llegar yo al lugar para que no se me adelantaran.
Me la encontré tendida en el suelo con un disparo en la cabeza. Todo apuntaba a un suicidio. Yo sabía que no. Ahora tenía la certeza que las dos actrices habían sido asesinadas.
La persona que lo había hecho se había tomado muchas molestias para tratar de engañarme pero había cometido un error, llevarse las fotografías de la pared.
Galiana
Brillante entrada! Del desconcierto…a la aguda observación y a un suspenso que aun no tiene final, en una excelente narrativa. Un cálido saludo.
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Muchas gracias 💕
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Cancan..
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Eso parece en la foto
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Un espectáculo sumamente interesante.
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Ya no lo sabremos
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No esta vez
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Por la mañana fui a la oficina del representante de las cómicas. La estancia rancia y sombría tenía vestigios de tiempos mucho mejores por la calidad, ahora obsoleta, del mobiliario. Detrás de un escritorio, abarrotado con pequeñas fotos enmarcadas como viejos trofeos, un tipejo viejo trajeado a juego con el casposo lugar; lentamente, levantó la vista, ante mi presencia. Su mirada, a través de unos gruesos quevedos, era una confesión pendiente solamente de firmar.
Caso resuelto 🖐
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Estaría allí? 😉😉
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