«A la salida del túnel que lleva hasta el parque, a la izquierda hay un banco, nos encontraremos allí sobre las ocho».
Así rezaba la nota que dejaste sobre mi cuaderno de mates. Después del entrenamiento de baloncesto fui hasta allí, te esperé por dos horas y no apareciste. Esta mañana en clase ni siquiera me has mirado, y tu sonrisa de complicidad es ahora de burla.
Galiana