En mayo los «Relatos Musicales» de @yugm76: «Pétalos blancos»

Todos en algún momento hemos cogido una margarita para tomar una decisión, el típico me quiere o no me quiere. En estas ocasiones no siempre sale el resultado deseado y por mucho que queramos en esta vida hay juegos en los que no se puede hacer trampa.

Pétalos blancos

La quiero, eso es lo que siento, lo que me dice la piel, el corazón, cada beso, caricia, palabra que sale de sus labios, me lo transmite a lo más profundo de mi ser. Supongo que a eso se le puede llamar querer a una persona. O a lo mejor ni siquiera sé lo que es.

No la quiero, eso es lo que demuestro, lo que hacen mis actos, mi mente, mis rechazos, cuando me aparto. Las mentiras que salen de mi boca y se las cree. Estoy convencido de que eso no es querer.

La quiero, cuando le acompaño a casa. Quedo con ella, sin influencias, sin nadie que me diga lo que tengo que hacer. Pensando sólo en estar juntos.

No la quiero, cuando después de dejarla me voy otra vez de marcha a ver qué es lo que surge. Me obsesiono con la opinión de los demás y no con la mía. Siendo muchos la mejor compañía.

La quiero, cuando le hago un regalo de esos que sé que le gustan, me rio por cada una de sus “tonterías” y deseo verla una vez más.

No la quiero, cuando no le presto atención, no hago más que intentar olvidar sus payasadas, me siento cansado y ya no la soporto más.

La quiero, cuando le pido perdón a pesar de desconocer lo que le he hecho. Porque sé que la estoy haciendo daño y trato de no volver a llevarlo a cabo. En sus ojos veo mi reflejo, su amor por mí, cada vez que nos acostamos juntos.

No la quiero, cuando le engaño una vez más. Dándole miles de escusas para no quedar con ella. Me da igual cómo se sienta, lo importante soy yo. Sólo pienso en que es lo que le gusta de mí. Y me acuesto con otras.

La quiero, porque por fin me confesé y lo nuestro se ha acabado. A pesar de haberla dejado siento celos ya que está intentando rehacer su vida y trato que cada hombre que se acerca a ella no tenga ni una oportunidad.

No la quiero, cuando me enrollo con la primera que pasa, delante de sus narices. Presumo de mis conquistas y cuento con pelos y señales lo que ocurrió la noche anterior ante ella. Demostrar que ya no es parte de mí a toda costa.

La quiero y no la quiero… Es lo que me dice la margarita. Este es el último pétalo.

La quiero, la distancia me ha hecho darme cuenta. Sólo con ella puedo sentirme completo, ser feliz, olvidarme de todos y de todo. Una sonrisa suya es capaz de iluminar mi vida entera. Al estar alejado de ella y haber probado otras cosas he comprendido que jamás debí dejarla, engañarla, ni eludirla. Es la estrella que ilumina mi alma, mostrándome el camino. Le gusta cada parte de mí. Es capaz de soportar las manías que se me cruzan por la cabeza. La única que me comprende. La que sigue ahí por completo, contra viento y marea. La que me escucha, me aconseja. Con la que se me eriza la piel con apenas el roce de sus dedos. No hace falta estar borracho para poder tener sexo. Cada beso suyo me transportaba a un mundo del que nunca tuve que haber escapado.

Ahora sólo queda el final, una vez que he sido sincero, saber su respuesta, si volverá conmigo, si ¿me quiere o no me quiere?

@yugm76

La solución al juego la tienes clicando en la ilustración.

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Acerca de Galiana

Escritora, creativa
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