Un poco sí que nos tratan como a bobos. No sólo Apple, también Samsung y probablemente todas las compañías punteras que han tocado un cierto techo y que juegan con decisiones comerciales disfrazadas de tecnológicas. A Apple ya le hemos dado en anteriores artículos, innovar innova poco y se dedica a soltarnos a cuentagotas características que ya están más que rodadas. El último rumor que me ha sacado una carcajada ha sido que vuelve la manzana iluminada presente hace tiempo en las tapas de los MacBook y que habían retirado previamente. ¿En serio, Tim? ¿La pongo? ¿La quito? ¿La pongo? ¿Esa es tu idea de introducir novedades en los MacBook?

El problema, para ser sincero, no es la caradura del Apple de Cook (Jobs, resucita, porfa). El problema es que la legión de fanboys acríticos tragan lo que les echen, invierten cantidades cada vez más astronómicas en productos cada vez menos innovadores y hasta que el mercado no le dé un buen revolcón Apple no cambiará.

Pero hoy permitidme que la emprenda con Samsung. Sabéis que uso Apple y Samsung al alimón (también tengo algún Xiaomi viejo por ahí), estoy encantado con mi Galaxy TAB S8+ y voy tachando los días en el calendario hasta que llegue la serie S23, cuanto antes mejor.

Una vez dicho esto, tengo una única cuenta pendiente con Samsung que espero que se resuelva en unos pocos meses.

Odio Exynos. Con toda mi alma. Con todas mis fuerzas.

He padecido sus calentamientos y cómo la batería se agotaba a un ritmo más rápido que el esperado desde mi Galaxy S8 (qué bonico era, tan chiquitín, y que poco le duraba la batería, joder) hasta mi actual S20+, que cargo al menos dos veces al día, como poco.

Le doy mucha tralla, lo sé, pero me consta por la unanimidad de los comentarios en los ambientes especializados, que si yo hubiera vivido en uno de esos países agraciados con Galaxy provistos de Qualcomm mi estrés energético hubiera sido mucho menor. No hablo de potencia del procesador, sino de batería. 😎

@percheronAC