
Este es el mes de las mujeres, es el mes de Thelma & Louise.
En este diálogo expresan como se puede sentir una mujer atrapada:
“—Creo que me he vuelto un poco loca.
—No, siempre has sido loca. Es la primera vez que has podido expresarte.”
GEENA DAVIS – Thelma Dickerson
SUSAN SARANDON – Louise Sawter
Comienza en el juego, antes recuerda leer las bases del mismo

Mireya
Esto es todo lo que me queda de ti, tu ropa y una despedida.
Tú y tu antigua manía de enviar cartas en lugar de un WhatsApp o un email. Siempre decías:
—“Sí, en ambos se escriben. Donde esté la letra personalísima definiendo a quien redacta el texto. Las preferencias entre bolígrafo o estilográfica, el olor de la tinta, el aroma de la persona en el papel”
Esos eran algunos de tus argumentos. Tenías una y mil razones, en estos momentos no sé si cada una de ellas se me clava más en el alma destrozándome el corazón en cientos de pedazos, ¡estoy convencida de que nunca podré recomponerlo!
En cada letra, cada curvatura de tu texto, se puede notar con total perfección lo que sentías en el momento de escribirlo. Sé que tenías miedo. No era la primera vez que te enfrentabas a una situación similar. Desde que te obligaron a marchar tu aura se había tornado oscura, tu piel permanecía helada durante todo el día.
Solo ha pasado una semana, siento como si hubiera sido una vida entera. Cada segundo sin ti se me hace imposible respirar. Miro nuestra luna, como me habías pedido que hiciera cada vez que te ausentaras, y nada, no encuentro consuelo, solo un enorme vacío en el pecho y un grito ahogado dentro que no puedo calmar.
Tu ausencia me está matando. Los minutos se exceden en el reloj, pasan demasiado despacio. Pienso en nosotros. En todo lo que has dejado aquí. Ya no hay futuro, no existe.
Huelo tu ropa, me pregunto durante cuánto tiempo permanecerá en ella tu perfume, no el que compras en cualquier droguería, sino el tuyo, tu olor, el que dejabas en tu almohada y en tu parte de la cama por las mañanas al despertar. El que emana de tu ropa cuando la planchaba a pesar de estar lavada. Por cuánto tiempo permanecerá tu recuerdo junto a mí.
La carta la encontraron tus superiores dentro del petate junto con tus otras pertenencias. Están obligados a entregárselos a la familia, en este caso a su viuda e hijo.
Ellos ya sabían que era una misión suicida. Eres, eras, aún no me acostumbro a pensarte en pasado, el mejor en lo que hacías, pero esta vez solo te hubiera salvado un milagro.
Eso es todo lo que me queda de ti. Tu uniforme y tu última carta.


«Querida Milagros’, de El último de la fila
Me gustaMe gusta
Premio!!! La semana que viene puedes pedir pista
Me gustaMe gusta