
Pecar, como errar, es de humanos.
Ni la perfección, ni la seguridad total, ni el riesgo cero existen. Si nos limitamos cada vez más intentando alcanzarlos nuestra vida será una terrible esclavitud innecesaria.
Tú sentido común te llevará a asumir la cuota de imperfección y riesgo necesarias para saborear la vida.


