
Los pasados Juegos Olímpicos la gimnasta Simon Biles sorprendió al mundo reconociendo sus problemas de salud mental.
Su decisión, al hacerlo público, fue calificada por muchos como un acto de valentía. Dejando a un lado este calificativo la estadounidense puso de manifiesto la factura que se cobra la psique de los deportistas en los grandes eventos deportivos.
Yo no soy psiquiatra, ni psicóloga, no soy quien para valorar este tipo de decisiones. Sí he notado que a partir de la decisión de la gimnasta ha aparecido el efecto llamada.
Personas que nada tienen que ver con el mundo del deporte alegan presión en sus trabajos. Estos pueden ser igual de competitivos que el de Biles, no lo pongo en duda, las personas que sufren ansiedad pretenden que sus empresas les comprendan de la misma manera que se ha hecho con la gimnasta estadounidense.
Vivimos en una sociedad competitiva a todos los niveles, físico y mental. Cuidamos nuestro cuerpo con alimentación, ejercicio… enfocándolo a competir con los demás.
¿Debemos cuidar la mente para lo mismo?
Galiana

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Se está elogiando la renuncia y el abandono por encima del esfuerzo y el sacrificio porque el sistema ahora nos quiere dependientes y sumisos antes que autónomos y rebeldes.
Se potencia la debilidad frente a la fuerza porque nos quieren súbditos obedientes y no ciudadanos rebeldes.
Malos tiempos para la lírica y la Libertad, Galiana. Salud y Libertad.
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Muchas gracias por tu aportación
Un saludo
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