El país es un desastre, eso es indiscutible. Las diferentes formaciones políticas en lugar de ir todas a una para sacarnos del lío en el que estamos metidos por culpa de la COVID han decidido hacer lo que hacen siempre, ir a lo suyo que es lo que da rédito electoral.

Tenemos a un Sánchez que busca el apoyo de quienes le ayudaron a ser Presidente de gobierno para sacar adelante sus PGE. Fácil no lo tiene, debe hacer muchos equilibrios.

En público el Presidente Sánchez se pelea con Ciudadanos mientras que en privado busca un posible pacto intentando cambiar la presidencia de la Comunidad de Madrid, Aguado presidente, Arrimadas apoya los PGE.

El vicepresidente Iglesias, al que su vanidad le traiciona más de lo que él quisiera cuando concede entrevistas en los medios de comunicación, sabe que en la tribuna de oradores del Congreso es de los mejores (lo que le faltaba a su ego desmedido). Ahora que ya no está Cayetana Álvarez de Toledo se permite el lujo de dar lecciones de oratoria a sus señorías en plan star.

Cuca Gamarra, la nueva portavoz del PP, se suponía que iba a hacer un cambio de rumbo pero no. Pablo Casado, Feijóo, García Egea y compañía necesitaban quitarse de encima a la siempre incómoda Cayetana porque les hacía demasiada sombra y eso en Génova no gusta. Los de la gaviota pretenden hacer oposición sin hacerla, pedir la cabeza del Vicepresidente y oponerse a todo da alas a Vox por la derecha y por el centro a Ciudadanos.

La formación naranja ha recuperado a su lideresa tras su baja maternal, falta le hacía. El tono paternalista de Edmundo Bal aburría. Arrimadas se acerca a Sánchez pese a no poder verse con Iglesias. El mayor escollo está en los pactos de cogobernanza que tienen en determinadas CCAA y Ayuntamientos con el PP y Vox.

La formación de Abascal trata de mantener el status adquirido en los pasados comicios, con ello podría dar el sorpasso al PP por demérito de los populares. Para ello aparte de la famosa moción de censura para este mes, que ya veremos si la presenta, sigue hablándoles a los suyos de cómo los inmigrantes nos traen la COVID, de los okupas entrando en nuestra segundas residencias a mansalva, y de lo mal que está gestionada la Comunidad de Madrid por Ayuso (Rocío Monasterio está haciendo el trabajo de oposición que no hace Ángel Gabilondo).

Dentro de los partidos minoritarios, y dado que los vascos ya sacaron tajada económica en sus pasadas elecciones, les toca a los catalanes hacer lo propio ya que en breve irán a urnas. Rufián se está haciendo indispensable, llegó para un ratito y está sabiendo jugar sus cartas entre ERC y Moncloa.

La negociación por la aprobación de los PGE va a ser cuanto menos divertida, sobre todo si tenemos en cuenta que estamos en mitad de una pandemia que no da tregua y que esta panda que se tiene por políticos sigue yendo a lo suyo.

Galiana