Voy a confesarte algo que creo que no te he dicho nunca, y ya va siendo hora. Me encanta cuando te pones en contacto conmigo y me sugieres una idea para un relato o para un nuevo libro. Así de fácil, ya te lo he dicho, y por ello te doy las gracias, que como decía mi abuela nunca está de más ser agradecida.

Ahora voy a explicarte lo que hago con las ideas que me haces llegar para que no creas que te lo digo por decir, porque para mí son muy pero que muy importantes.

Siempre las comparto con las musas a la hora del desayuno, ya que es como nuestra reunión de trabajo.

Puede suceder que a éstas les gusten, les llamen la atención, lo que viene siendo que les molen. En ese caso, lo que hacen es olvidarse de lo que tenían en sus disparatadas cabezas y comenzar a juguetear con tus ideas. Las mojan en el café como si fueran magdalenas, las chuperretean, se las pasan mojaditas las unas a las otras que es un gusto. Es su manera de darles forma y  meterlas en el proyecto que estemos haciendo, ya sea un relato o un microrrelato para el blog, o bien para formar parte de algún nuevo libro.

También puede suceder que la idea no les llame la atención, pero no te desanimes y sigue enviándonos cosas que a nosotras nos encanta y alguna seguro que te la pillamos.

Ahora, hay una cosa que por favor no hagas, porque cuando hemos recibido cosas de este tipo, y alguna vez nos ha pasado, no nos gusta ni a las musas ni a mí.

Te cuento, alguna vez recibimos una idea que algún lector considera fantástica, maravillosa, alucinante. Ojo, que nosotras no vamos a decir que no lo sea. A continuación tiene la genialidad de añadir que sería un honor que yo escribiera el libro con esa estupendísima idea, para ello me da jabón en una cantidad que ha debido agotar las existencias de las droguerías cercanas a su casa. Hasta ahí todo puede parecer muy normal, incluso halagador, y todo un honor, pero remata la frase con algo que es un espanto, te lo escribo textual:

‹‹… Y yo percibo el 50% de los derechos de autor y el 50% de de las ventas, ya que para eso te he pasado la idea.››.

¿Pretende que por darme una idea que no le he pedido yo me pasé un año entero escribiendo para él, y llevarse el 50% de todo?

Las musas y yo reunidas en la cocina decidimos contestarle de la siguiente manera, y tú me dirás si hicimos bien o mal:

‹‹…de momento ideas a la hora del café mis musas y yo tenemos chorrocientas mil, por lo que no tenemos por qué pagarte el 50% de un año de nuestro trabajo.

La idea que nos has mandado no es mala. Te recomendamos que te pongas a escribir, a lo mejor tienes suerte, una editorial te lo publica porque ve un best-seller, y hasta puedes ganar un Nobel y todo.››

Quizás fuimos muy duras con este lector, no sé.

Tú de momento continúa enviándonos a mis musas y a mi todas las ideas que se te ocurran, nos gusta mojarlas en el café de la mañana.

Galiana