En nuestra relación hubo un tiempo en que los besos lo llenaron todo, pero no sé por qué decretaste su desaparición sin contar con mi aprobación.

No me preguntaste porque crees que nuestra relación se basa en que tú tienes derecho a ganar siempre en cualquier, en cualquier, propuesta que hagas. Yo soy tan estúpida que te dejo hacer.

Ese derecho te hace sentirte superior a mí, pero con los años te ha convertido en una especie de animal, aun sin clasificar, cuya única característica se basa en envenenar cuanto tiene alrededor. Incluida la creatividad de la que se ha alimentado siempre nuestra relación.

Ha sido ese afán tuyo de mirarme siempre por encima del hombro el que me ha llevado a pensar que estoy perdiendo el tiempo a tu lado de un modo miserable. Tu mezquindad para conmigo sólo me deja una única alternativa.

Voy a volver a instalar, de manera unilateral y de un modo totalmente egoísta por mi parte, los besos.

Galiana