Este último día de mi semana con vosotros, aprovecho para hablaros de mi segundo libro, la esperada continuación de “La Cruz del tiempo”.

“El beso de la muerte” es una novela donde los sentimientos vuelven a estar a flor de piel.

¿Qué vais a encontrar en ella?

En primer lugar, es una novela con base histórica, como también lo fue La cruz del tiempo. En ella vais a asistir en primer persona a la boda de Alejandro de Medici, a la Batalla de Lepanto, vais a conocer a Cervantes, a Carlos I y a un sinfín de personajes llevados de la mano de mis protagonistas.

Vais a viajar no solo por el espacio (se desarrolla en Toledo, Florencia, Venecia, Alemania, etc.) sino también a través del tiempo.

Os dejo un trocito de narración:

<<En la batalla, Álvaro dio muestra de extraordinario valor que le valieron su ascenso como militar y a reforzar su amistad con Alejandro de Farnesio y con la casa real española. Marcelo arriesgó su vida para defender a su señor y fue herido, perdiendo el ojo derecho. Fue trasladado para tratar las heridas al hospital de Messina y su señor le acompañó en todo momento pues se sentía responsable de lo ocurrido. Allí entabló amistad con un hombre, también valiente, que había quedado inútil de la mano izquierda. Se llamaba Miguel>>

También es una novela de misterio. En el beso, se cierran todas las puertas que se habían quedado abiertas en La cruz del tiempo. Vamos a ver una muestra de ese misterio del que os hablo.

<< El cuarto se oscureció a pesar de que era mediodía. Un frío gélido invadió la estancia y las cortinas del dosel se movieron ligeramente. Álvaro cerró los ojos y dejó que todo acabara, se dejó llevar al mundo de los muertos. De su cuerpo, lentamente, fue emergiendo una sombra que se disipó como si de una cortina de humo se tratara. El rostro, que antes aparecía crispado, se fue relajando y fue adquiriendo una tonalidad blanca. Todo había acabado. Álvaro por fin dejaba el mundo de los vivos.>>

Por último, también es una novela de sentimientos: amor y odio se entremezclan y a veces es difícil distinguir dónde comienza uno y donde acaba el otro. Dos ejemplos de ello:

<<Se tumbó en la cama sobre los pétalos y lloró amargamente como no lo había hecho en su vida. Notaba cómo las lágrimas mojaban su cara, sus manos, y llegaban imparables a la colcha y a esas perlas blancas a punto de marchitarse. Los ojos comenzaron a inflamarse, aunque ella dejó fluir ese dolor, sin impedirlo. Tomó entre sus dedos algunos de los pétalos y los acercó a su nariz para apreciar su olor. Se llenó de asombro: olían a violetas.>>

<<Odio hacia su persona, impotencia y dolor, tanto que ni con una herida abierta sufriría tanto. Lo daría todo por volver atrás, por sentir otra vez el roce de su piel, su risa mágica invadiendo los espacios vacíos de su existencia. Miles de preguntas sin respuesta, miles de conjeturas sobre su paradero, solo silencio en la negrura de la noche. Ni siquiera se soporta a sí mismo. Desea morir y no lo consigue. Su corazón sigue latiendo en un recipiente sin vida, en ese cuerpo vacío. Quiere gritar y solo la agonía le responde. ¿Dónde está? Si estuviera muerta, él lo sabría. Desde que desapareció, todos los días acude al hospital, después a ver a Laura y por último a la comisaría de Policía. Siempre lo mismo: si hubiera noticias nos pondríamos en contacto con usted. Después la locura le invade cuando va a su casa y sigue vacía. Y, de nuevo, el silencio que acompaña a toda desaparición.>>

El beso de la muerte me está dado muchas alegrías, como también me las dio La cruz del tiempo. A pesar del poco tiempo de vida que tiene, ya ha sido presentado en varios sitios y está cosechando muchos éxitos.

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Un beso y os espero en diciembre nuevamente con Galiana y con mis relatos. Disfrutad del verano.

@mcnavas1