Carmen Navas Hervás: Un desafortunado incidente

Hay lugares del mundo en los que es preferible ir con cuidado. Lo que empezaron como unas vacaciones maravillosas en compañía de mi esposo, se convirtieron en un auténtico calvario. Nuestra vida nunca fue un camino de rosas, sin embargo, siempre nos habíamos repuesto a las adversidades. Hugo tenía un carácter fuerte, quizás demasiado en algunas ocasiones. Después de nuestro último encontronazo había decidido regalarme ese viaje soñado en un lugar que parecía el paraíso.

─Se le condena a morir decapitado por tráfico de drogas. La pena será ejecutada mañana.

Casi me desmayé cuando oí la sentencia.

─Me han tendido una trampa, yo no he hecho nada.

Las palabras de Hugo se fueron perdiendo ante los oídos sordos del juez.

Todo ocurrió cuando salíamos del país. Habían sido quince días de locura, una auténtica luna de miel. No nos habíamos privado de nada. Mi marido era directivo de una empresa de software con un sueldo casi millonario y podía darme todos los caprichos que podáis imaginar. Cuando llegamos al aeropuerto para volver a Madrid, en el control de aduanas nos apartaron del resto de los pasajeros y nos metieron en una habitación pequeña con un olor un poco desagradable.

─ ¿La maleta roja, es de usted? ─me preguntó un policía.

─Es de mi marido, la mía es esa de corazoncitos ─les dije señalando una maleta de diseño de Agata Ruíz de la Prada, comprada expresamente para ese viaje. La roja era la de Hugo, la que siempre llevaba en sus viajes de negocios. Tenía una inscripción personalizada con su identificación para evitar su pérdida.

─Vamos a proceder a abrirla en su presencia.

─ ¿Ocurre algo agente? ─preguntó mi esposo con hastío.

─Ahora lo comprobará. Haga el favor de abrirla.

Hugo cogió la llave, que tenía colgada del cuello y procedió a hacer lo que se le había ordenado.

Fueron sacando, una a una, todas sus pertenencias y las coloraron encima de una mesa. Cuando tuvieron fuera toda la ropa de marca, el neceser y los regalos que llevaba a su familia, comenzaron a inspeccionar el fondo con delicadeza.

─ ¿Se puede saber que buscan? Ahí no hay nada más.

─Deje de fingir, sabemos que usted lleva droga en su equipaje.

─ ¿Queeee?

Tomaron un cuchillo con la intención de rajar la tela del fondo.

─ ¿Está loco? Es una Rimowa. No hace falta que haga eso. Cuando la compré pedí que la personalizaran y tiene un compartimento secreto donde guardo las cosas de más valor. Si me permite se lo puedo mostrar.

Hugo tomó su equipaje y abrió con calma el fondo de la maleta. Ante sus ojos aparecieron dos bolsitas con un polvo blanco, al lado de dos fajos de billetes. Me miró extrañado sin entender qué estaba ocurriendo.

─Eso no es mío, lo juro por Dios. Alguien ha manipulado mi maleta.

Los policías incautaron con rapidez lo encontrado y esposaron a mi marido sin dejarle ni siquiera respirar.

─ ¡Ana, por Dios, llama a mi abogado! No te marches y ayúdame ─gritaba mientras lo sacaban de la habitación a empujones.

Solo tardaron una semana en juzgarle porque condenarle ya lo habían hecho en el aeropuerto. Ni siquiera los mejores abogados fueron capaces de hacer nada. No me dejaban verle nada más que cinco minutos al día y allí estaba yo para darle ánimos en esos momentos tan duros.

Después de dictarse la sentencia me dijeron que podría pasar a su lado la media hora antes de la ejecución.

Me coloqué mi vestido rojo, ese que tanto le gustaba y me fui a la prisión donde le tenían encarcelado. Los guardias me miraban de reojo, aunque ninguno lo hacía con compasión: debían estar muy acostumbrados a recibir este tipo de visitas.

Cuando entré en la celda, se lanzó a mis brazos y se puso a llorar como un niño.

─Dime que esto es un sueño, que voy a despertar de un momento a otro ─rogaba escondiendo su cara entre mis cabellos.

─Hugo tienes que ser fuerte, la vida nos está poniendo a prueba.

Me besó con pasión intentado atesorar cada minuto de su existencia.

─Al menos tienes una ventaja sobre el resto de los mortales ─le dije.

─ ¿De qué hablas?

─Conoces el momento exacto de tu muerte, cosa que a los demás nos produce una gran incertidumbre.

─No seas sarcástica, no creo que este sea el momento adecuado.

─Sí que lo es Hugo, cariño. Además puedes estar muy tranquilo porque dejas a tu mujer en muy buena situación.

Se apartó de mi lado mirándome con extrañeza.

─No te asombres tanto, tu riqueza es inmensa y yo soy tu única heredera, así que no debes preocuparte por nada. La tristeza por tu pérdida la iré superando poco a poco y me podré olvidar de los golpes y las vejaciones de estos diez años.

Se iba poniendo cada vez más pálido, sin poder creer lo que le estaba diciendo. Cuando lo asimiló se puso a dar voces:

─ ¡Ha sido ella! ¡La culpable es mi esposa!

Los guardias acudieron ante las voces y me pidieron perdón con la mirada:

─Si no te callas te quedarás solo estos últimos momentos ─le amenazaron con brusquedad.

─No lo entienden. Ella puso la droga, me ha tendido una trampa.

─Eso es lo que dicen todos cuando se acerca el momento ─sonrió el guardia.

Se marcharon de nuevo dejándonos allí cara a cara, intentando sincerarnos el uno con el otro.

─ ¿Por qué? ─preguntó con un hilo de voz.

─Eso me pregunté yo cientos de veces ¿Qué era lo que estaba haciendo mal? ¿Por qué no me querías? ¿Por qué me había convertido en tu saco de boxeo?

─Siempre te he amado ─por primera vez le veía derrotado.

─Lo sé cariño y lo único que tienes que pensar que esto solo ha sido un desafortunado incidente.

Se lo llevaron y lo ejecutaron delante de mí, sin que sintiera ningún tipo de compasión. Había sido muy fácil prepararlo todo: compré la maleta de corazoncitos para que no dudaran sobre su propiedad y escondí la droga donde sabía que él guardaba sus cosas más importantes. Sin darse cuenta Hugo había cavado su propia tumba y yo iba a comenzar a disfrutar de la vida.

@mcnavas1 

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About Galiana

Escritora, bloguera, podcaster, enamorada de todo lo que huele y sabe a Cultura
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8 Responses to Carmen Navas Hervás: Un desafortunado incidente

  1. Avatar de macalder02 macalder02 dice:

    Vaya sangre fría para disfrutar de la vida. Excelente tu relato.

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  2. Avatar de antoncaes antoncaes dice:

    Cuanta víbora suelta atesoramos es estas cabecitas locas, Y cuanta realidad puede haber en un poco de ficción.

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  3. Avatar de Carmen Navas Carmen Navas dice:

    Muchísimas gracias. La verdad es que yo no sé si sería capaz de algo así

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