El bosque

Llegó el momento de sentir las mariposas revoloteando en el estómago y, cómo me había dicho mi madre, hice que durase el mayor tiempo posible disfrutando cada instante de ello.

No sé en qué momento todo aquello desapareció, la belleza del color dio paso a una guerra fría que se instaló sin cuartel en el corazón sin que nadie la invitase a quedarse y, lo que era peor, sin hacer la más mínima intención de marcharse.

Tras aquel invierno que se me antojó como una glaciación sin sentido y fuera de toda racionalidad se inició una tormenta huracanada llena de sonidos atronadores. Los rayos lo quemaron todo, porque así debía ser, y solo después del gran incendio se produjo la ansiada calma.

Fue entonces cuando el cielo se cubrió con pájaros negros que revoloteaban entre los árboles desprovistos de hojas. Allí anidaron hasta cubrirlo todo del color de sus alas.

No, no me preguntes si volví a sentir mariposas en el estómago porque el bosque desde aquello no volvió jamás a sentir lo mismo.

Galiana

Acerca de Galiana

Escritora, bloguera, podcaster, enamorada de todo lo que huele y sabe a Cultura
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9 respuestas a El bosque

  1. A veces los instantes son de sufrimiento… pero no hay que hacerles caso…

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  2. María dijo:

    Mitificar el amor es propio de principiantes. La novatada se paga.

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  3. manuel dijo:

    ENHORABUENA. HAY FRASES DEMOLEDORAS. RECONOZCO QUE HE TENIDO QUE LEERLO TRES VECES PARA HACERME CON TODAS LAS COSAS ESCRITAS ENTRE LÍNEAS. NO HE DISFRUTADO CON ÉL POR EL DOLOR QUE ME PRODUCE, PERO TE FELICITO POR TU VALENTÍA AL ESCRIBIRLO. EXISTE UNA DIFERENCIA ENTRE HABLAR DEL DOLOR Y ESCRIBIR LO QUE DUELE CUANDO SE HA SENTIDO EN CARNE PROPIA.

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