Siempre se ha dicho que para que un texto enganche tiene que tener un comienzo que atrape con una frase impactante. Personalmente no es que no esté de acuerdo con esa afirmación, que lo estoy, pero si al lector le atrapas en el minuto uno para meterle en una bazofia de escrito no sirve de nada un comienzo genial. Tampoco soy partidaria de un magnifico comienzo que da paso a un mediocre desarrollo que se soluciona con un final inolvidable, porque la lectura no es como el comer no se soluciona con un buen postre, ¿o era un buen vino?, no me acuerdo.
Parece que el asunto va de finales, así que pongámonos a buscar un final adecuado a la siguiente historia antes que se nos haga más tarde.
“Hace unos días estaba en la habitación que uso en casa a modo de despacho escribiendo la escena final del guion de una serie televisiva que tiene que terminar en su segunda temporada, más que nada porque una tercera no tiene sentido.
La serie que nació sin grandes pretensiones, que costó que la admitieran en la productora tanto o más que venderla a determinada cadena de televisión, resultó ser el éxito que estaban buscando para reflotar la cadena con un producto serio y de calidad.
La serie narra como una doctora va desentrañando los misterios que rodearon su nacimiento, las verdaderas razones de por qué no fue criada por sus padres biológicos… Está concebida de tal manera que el suspense del final del capítulo es lo que sirve para que el espectador quiera que pase la semana con cierta prontitud para ver el siguiente episodio.
Ahora toca escribir la escena final. Hemos ido atando todos los cabos sin que el misterio se haya desvelado. Contentar a todos los espectadores es un reto, y como tal lo voy afrontando no sin dificultad.
Me encuentro en ese momento en que la protagonista ha llegado por fin a la casa donde se supone va a conocer la verdad de todo, después de pasar por mil y una aventuras. Ésta se encuentra en un paraje a unos diez kilómetros de la población más cercana. Llega allí, no hay nadie. Recorre todas las habitaciones, solo hay muebles viejos que acumulan polvo, nadie ha estado allí en mucho tiempo. Decide que está en un callejón sin salida, que allí no va a encontrar lo que está buscando.
Sale de la casa, se sube a su coche y no es capaz de arrancarlo. Descubre al levantar el capó que alguien, mientras ella estaba dentro de la casa buscando una nueva pista, ha robado la batería del coche. Saca el teléfono del bolsillo del pantalón y comprueba que no hay cobertura, recuerda que en el interior de la vivienda si la había porque sintió la vibración.
Regresa a la casa mientras comienza a llover con fuerza. Su mente no le había jugado una mala pasada, tiene cobertura, poca, pero seguro que da para hacer una llamada a su compañero, al que ha pedido la espere en la habitación del único hotel que hay en el pueblo. Salta el buzón de voz del teléfono de él. Llama al hotel para dejar aviso, consigue contactar con la recepcionista, justo cuando va a decirle donde se encuentra se acaba la batería.
Recuerda que en una estancia que debía hacer las veces de biblioteca o despacho había un teléfono de comienzos del siglo XX. Descuelga el aparato, no hay línea. Sigue el cableado y todo está correctamente conectado. El aparato es tan viejo que probablemente haya dejado de funcionar o tal vez no haya línea por falta de pago. Los motivos importan poco, la realidad es que no hay manera de conectar con el exterior y comunicarle a alguien el lugar donde ella se encuentra.
Espera mirando por la ventana a que deje de llover para ir al cobertizo que hay al lado y poder conectar el generador porque es consciente que va a pasar allí la noche. Junto a la chimenea hay algo de leña y lo necesario para poder hacer una hoguera dentro, al menos no pasará frío. Enciende fuego. Cierra las puertas del salón. Mira de nuevo por la ventana, va a anochecer sin que haya salido a conectar el generador.
Por fin amaina la lluvia. Sale de la casa. En contra de lo que pensaba encender el generador no ha sido nada difícil. Mientras regresa a la vivienda observa que todas las estancias se han iluminado. Entra y va apagando, una por una, todas las luces excepto las del salón. Ha quitado una sábana blanca que cubre un pequeño sillón de tela. Sacude un poco el cojín. Coloca el mueble junto a la chimenea para no sentir frío. Necesita una manta, en el maletero del coche tiene una. Se pone el abrigo y sale a por ella. Sigue lloviendo y los truenos le indican que se acerca otra tormenta. Regresa a la casa con la manta del coche. Una de las habitaciones del piso superior está iluminada, está segura que las apagó todas, pero puede que en ese cuarto hubiera otra luz. Entra en la casa. Se envuelve en la manta antes de subir. No hay ninguna luz encendida. Baja la escalera pensando que tal vez lo que vio desde el coche haya sido el resplandor de un rayo.
Vuelve a acurrucarse en el sillón junto a la chimenea. Necesita descansar, lleva sin descansar varios días. Se está quedando dormida, pero un golpe en el piso de arriba la despierta…
Justo cuando estoy a punto de escribir el final se ha ido en mi casa la luz. Me cabreo porque los últimos párrafos no los he grabado así que cuando vuelva habré perdido parte del trabajo. Me levanto y voy a buscar una vela porque de sobra sé que en este lugar cuando se va la luz tarda horas en volver. Están en el cajón del mueble de la entrada junto a las cerillas. A tientas cojo todo lo necesario para alumbrarme. La llama ilumina algo la estancia. Voy a la cocina y saco de la nevera un botellín de cerveza, que sirvo en un vaso alto. Coloco la vela en la botella que me sirve de palmatoria. Regreso a mi despacho, con la cerveza en una mano y la diminuta llama en la otra. Saco un cuaderno y la pluma. A la luz de la vela prosigo con el final de la serie de televisión. De repente suena el ruido de un cristal roto en el dormitorio principal. Alguien está entrando en casa por la ventana. Me levanto y…”
¿Seré capaz de concluir el capítulo final de la serie? ¿Prefieres hacerlo tú por mí?
Galiana
Fotografía realizada por Nieves Serrano
En medio de una de las peores tormentas de su vida ve como ella misma esta a punto de entrar por una de las ventanas rota, lleva la batería de su coche a modo de ariete y justo en el momento que va a empezar a gritar el viejo teléfono comienza a sonar 1 2 3…..
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Muchas gracias 😘😘😘😘
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«… y creo desmayarme.
Me dice que he estado inconsciente durante más de una hora. No le conozco, pero él parece conocer todos los vericuetos de mi mente. Me sonríe maliciosamente mientras va repasando escenas decisivas de la serie. No sé qué está pasando: ¿quién es este tipo y qué hace aquí? No me he equivocado con su sonrisa: es maliciosa como sus intenciones. No me está cuidando, no es ningún salvador; él ha provocado el apagón. Mantiene esa estúpida mueca sin quitarme ojo. Empiezo a tener miedo. Se acerca a la chimenea para remover los rescoldos, se gira tratando de aparentar enigmático -¡como si no lo fuera ya!-. Borra la sonrisa y emite una perorata con voz grave: «Ahora escúchame. Ambos sabemos cómo empezó esta mierda, pero solo yo tengo en mis manos cómo será el final. Ahora bien, querida, si quieres que no sea especialmente doloroso, tendrás que prestar mucha atención».
Estoy temblando, lloro y mi vejiga ha cedido. Estoy espantosa… ¡y espantada!
Ahora ya lo saben: no fue como esperaba; nadie espera morir alumbrando. Es posible que esta sea mi obra más redonda. Pero pueden imaginar por qué fue la última y por qué dejaron de saber de mí hace unos meses. Aquí acaba mi legado».
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Muchas gracias, gracias gran final
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Me levanto y… Creo desmayarse sin remedio. Sabía que eras tú.
Tenías que ser tú, sin ninguna duda. Mis brazos llegaron a tí en cuanto llegaste. Sabía que me ibas a dar una alegría sin equivocaciones, sin trampas.
Y encendimos la última vela que quedaba…
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Muchas gracias 😘😘😘😘
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No consigo encontrar un final por más que lo pienso. Me despista una cosa. Le roban la batería del coche en un lugar a más de 10km del sitio habitado más cercano y luego vuelve a entrar la casa con toda la calma del mundo e incluso se va a quedar dormida… No sé, a pesar de la lluvia, en ese momento cualquiera habría echado a correr hasta llegar a alguna carretera. Si me hubiera metido en la casa no me habría relajado, hubiera buscado a quien me ha robado la batería, porque no puede estar en otro lugar que no sea la casa… ¡Ni idea de como continuar la historia!
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Te recuerdo que es una serie de televisión sabemos porque ella ha llegado allí pero no sabemos los avatares que ha pasado a lo largo de todos los capítulos. Lo que sabemos es que se va a desatar una tormenta y no quiere estar fuera de un refugio durante la misma.
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Te quedaste dormida después del corte de luz y la vela cayó y se produjo un pequeño incendio. Los bomberos entran por la ventana rompiendo el cristal. De nuevo tienes que empezar a escribir el final de la historia.
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Una tarde perdida de trabajo si es que soy un desastre.
Muchas gracias por el final
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……me levanto y……era otro de mis sueños…. pensaré que quizá el destino me sorprenda de nuevo y pueda dar paso a una nueva realidad.
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Soñar es bueno, eso dicen.
Gracias por tu aportación
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… y me encuentro de frente con un desconocido que me amenaza con un cuchillo.
Lo extraño es que pensaba que la situación iba a ser peor, que me iba a forzar o trocearme, o a cualquier otra cosa que mi mente de guionista de misterio pudiese elucubrar. Pero al principio se limitó a atarme con cierta torpeza a una silla. Ni siquiera me amordazó.
Y después ¡por dios! si fuese uno de los guionistas a mis órdenes, lo hubiese despedido sin remedio: ¡Se puso a contarme su historia, confesando los crímenes que él pensaba que daba lugar a la historia de la serie!
Resulta que había unas ciertas coincidencias entre los crímenes que cometió hace treinta años, cuando era heroinómano, y que dejó huérfana a una niña que fue criada por unos pastores en Extremadura y que luego se hizo obstetra y la protagonista de la serie. Cuando la médico comenzó a investigar a los hechos que los conservadores padres adoptivos no quisieron contarle, él se encargó de hacerla desaparecer en el mismo chalé en el que cometió los crímenes.
Le pedí a mi captor, como última voluntad, que me soltase para escribir su historia, aunque él luego la destruyese. O no, a su gusto. Pero que debía acabar la serie antes de morir a sus manos.
No sé si fue porque tenía las neuronas medio fundidas por la heroína aún, si porque supe seducirlo o porque era un loco egocéntrico, me lo permitió. Aunque al principio me asuste, ya que se ausentó —y llegué a pensar que iba a incendiar la casita de madera o algo similar—, pero se limitó a volver a conectar el automático.
Me desató y me permitió, siempre vigilante, que encendiese el ordenador. Comencé a escribir con convencimiento, pero pasado un rato le dije que me estovaba la improvisada palmatoria. La cogí mientras sonreía y le estampé la botella en la cara. Y, bueno, luego me ensañé un poco, siempre en defensa propia.
Terminé el capítulo y, además, conseguí una tercera temporada para contar la historia del drogadicto y un spin off sobre los años de la heroína en España y sus tragedias.
No hay mal que por bien no venga.
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«Mesacolao» un estovaba en lugar de estorbaba. Me estorba, pero no puedo cambiar ese estorbo. 😉
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👏👏👏👏👏👏👏👏
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Me levanté y quise correr hasta la puerta de entrada, pero me pesaban tanto las piernas…
Quise gritar Socorro! y no me salía ningún sonido. Entonces me giré para mirar a la escalera, para ver si alguien bajaba. Ese giro lo hice dormida en mi cama y caí al suelo.
Por suerte se terminó mi pesadilla.
Entonces recordé que la historia ya la había acabado y solo quedaba enviarla por mail.
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Muchas gracias, 😘 😘 😘 😘
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¿Cuál de las dos historias necesita un final? ¿El guión de la serie o el relato en primera persona de la escritora del guión?
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Las dos historias están inacabadas
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