Miedo
Sentía un escalofrío cada vez que atravesaba la plaza no podía evitar sentir aquel terror que helaba la sangre en sus venas. Pero cada noche se decía así misma, que con las luces del alba ya no sentiría aquel desasosiego solo son unos segundos, se dijo para darle un manotazo a la intranquilidad que se estaba apoderando de ella. Cerró los ojos como solía, para emprender una carrera frenética corrió como si sintiera que el diablo le fuera a arrebatar el alma sintió que el corazón se le aceleraba y el bombeo de la sangre martilleaba sus sienes. Sin resuello, llego al otro lado. Se giró. Abrió los ojos y como cada día, comprobó que el tránsito de personas era el de siempre. Algunos la miraban perplejos por aquella loca carrera y otros simplemente ni la vieron.












Muy bueno, Natalia. 🙂
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Las locas carreras del miedo
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