Nunca supimos como hacerlo, porque siempre fue blanco o negro. Todo hubiera sido más sencillo si la ambigüedad, o incluso las mentiras, hubieran formado parte de «lo nuestro»; porque nunca aprendimos que la hermosura está en los matices que van del blanco al negro.
Galiana
Cierto. La sinceridad está sobrevalorada. En la ignorancia, a veces, está la felicidad.
El problema es cuando fracasa la capacidad de autoengañarse.
Aunque, al fin y al cabo, nada es verdad ni es mentira…
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