Al pasar siento el crujir de la tierra agostada bajo mis pies, el silencio de las hojas anhelando que las ramas las mezan, las sombras de los árboles me invitan a quedarme con ellas. No, el lugar no está en silencio, es tan solo que los sonidos emitidos no son audibles para el oído humano pero si para el de los sentimientos.
Galiana