Los botas bien atadas. la mochila preparada para cargarla en mi espalda con lo imprescindible. La brújula desnortada a propósito. Los mapas hechos añicos sobre el escritorio. Cuando amanezca me iré tan lejos como el destino quiera llevarme. Solo le he puesto una condición, que sea a ese lugar donde ni tú, ni tu falso amor puedan jamás encontrarme.
Galiana
Pues eso, contundencia…
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Siempre es la que gana
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