Es sábado y lo siguiente que debería aparecer sería una fotografía, lo hará, pero ilustrando un relato para celebrar una fecha como esta.
Carnaval
Una mañana desperté como cualquier día normal, para ir a la guardería, al menos para mí no se salía de lo habitual, pero era diferente para los demás, yo aun no entendía muy bien porque era distinto, a lo mejor porque estaba recién levantada, o quizá sería que era tan pequeña que no era consciente de nada, pero el caso es que era extraño.
Mi madre esa mañana no me vistió con mis leotardos y mi camiseta, me puso un mono amarillo y como una especie de estrella en el centro de mi espalda, vino mi abuela a casa por la mañana antes de irnos y eso nunca lo hacía, me cosió una especie de tela amarilla en los zapatos y nos fuimos a la guardería.
Tras ese año tan extraño, todos los años para las mismas fechas eran igual me ponían algo que no era mi ropa de todos los días y me mandaban al colegio. Al principio me resultaba raro ir así a clase, luego le fui cogiendo “el gustillo” y cada año quería que llegara esta fecha.
Ahora después de 18 años sigo disfrazándome, no es igual que antes evidentemente, porque ahora no bajo a la verbena a las 5 de la tarde, no me disfrazo de princesita, mi madre ya no me ayuda a hacer mis trajes, ni a pintarme, ya lo hago sola. Pero mi ilusión cada año por vestirme en carnaval no ha cambiado ni un poquito. Por eso mismo seguir con ilusión, no la dejéis a un lado, esa que teníais cuando erais pequeños, no la perdáis nunca, porque en el fondo es una pequeña parte de vosotros.
Por eso desde ese pequeño disfraz de estrella que aun guardo en el trastero de mi casa no he parado de tener ilusión, y el día que la pierda iré al trastero buscare mi disfraz de estrella y acto seguido sabré que traje ponerme y mi ilusión volverá.
Meri V.g.