Llevaban años trabajando juntas. Acudiendo a las convenciones, dejando en casa a sus familias.
Una única habitación de hotel con cama de matrimonio. Un equipaje deshecho bajo las sábanas.
Aquel viernes una de ellas entró primero en la ducha dejando sobre la mesita de noche una chaqueta de pijama con algo metálico y cilíndrico asomando. Desde el baño le pidió a la otra que se lo acercase. No llevaba ropa alguna puesta.
En la planta del hotel se escucharon detonaciones de disparos.
La policía encontró en la habitación a una de las dos envuelta en una toalla, repitiendo entre sollozos que después de 20 años no podía seguir con aquella farsa. La otra yacía en un charco de sangre en el suelo del baño.
Galiana
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