El 50% de jóvenes tienen el ingreso asegurado en el selecto club formado por cinco millones de parados. Jóvenes que por formación no deberían estar ahí pero están; lo peor no es eso, lo peor es que ven que serán una generación que vivirá peor que la de sus padres.
Una clase política que o bien por ineptitud, que ya es grave, o bien por dejadez, lo cual es incluso peor que lo anterior, demuestran no saber gestionar la coyuntura actual del país. Los políticos suplen su falta de recursos para afrontar la grave problemática de la que disfrutamos enzarzándose en una encarnizada guerra entre ellos mismos por ver quién lo hace peor; llegando incluso en su osadía a mostrar un escaparate donde el binomio política/corrupción se va haciendo un hueco, cada vez mayor, respaldado por los votos en las urnas.
Una sociedad donde la clase media va desapareciendo de modo exponencial; donde se es muy rico y casi nadie puede acceder a esa élite social, o formamos parte del vagón de cola donde la pobreza y la exclusión social acampan a sus anchas.
Unas entidades financieras que desde los años 80 miraron más por el hacer “su negocio” a la hora de conceder sus créditos; ahora que la sociedad no puede afrontarlos, con cerrar el grifo de la línea de crédito empresarial o con adquirir los inmuebles hipotecados sin que el desalojado tenga la opción de dejar de abonar la hipoteca, la banca creen salvar su pellejo porque de todos modos si se ven al borde del abismo vendrá “Papá Estado” al rescate
Mezclando estos elementos, y algunos más, agitándolo en una coctelera tendríamos una sociedad heterogénea con unos fuertes principios social/demócratas que no comprenden como hemos llegado a esta situación y no sabe qué pasos dar para reconducir la misma.
De esa coctelera ha salido el 15M con decisiones a veces acertadas, a veces no, criticadas siempre, respetadas por los poderes públicos (su acampada de Sol fue “autorizada” a pesar de lo dictaminado por la Junta Electoral Central), relativamente mimado por los medios de comunicación y observado por la sociedad como una tenue luz en este túnel de oscuridad.
La cuestión es saber si seremos capaces de cambiar lo que ahora mismo tenemos, con o sin 15M, si sabremos transformar la situación dentro de los parámetros social/demócratas a los que pertenecemos.
Galiana