Después de desayunar abrí la puerta de casa para subir a la azotea a recoger la ropa que había tendido el día anterior. No suelo dejarla toda la noche a la intemperie, salvo que me vaya de fiesta como sucedió.
Al oírme salir más temprano de lo habitual, abrió su puerta mi vecino de enfrente, un tipo de esos que quita el sentío aunque una no esté para enseñar a yogurines.
—No subas por tu ropa. Te la recogí al escuchar en la televisión que haría viento.
Le di las gracias mientras me entregaba el cerro de ropa limpia y doblada.
Es una suerte tener vecinos tan atentos salvo cuando luego descubres que en el montón faltan las braguitas.
Galiana


Anna
me gustó mucho. beso. e.j. ________________________________
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Muchas gracias, 💕
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tengo una novelle. MUJERES. busco editor. e.j.
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No se puede decir más con menos palabras; es magnífico, enhorabuena
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Muchas gracias, 💕
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Ya sabes, el fetichismo. A saber donde duermen las braguitas.
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A saber…
😘😘😘
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Todo un amor de hombre….y yo me pregunto…que ocurriría si en la siguiente colada le coges casi sin darte cuenta sus calzoncillos?
Bss
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La cosa se pone interesante
😘😘😘
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Limpias no tiene gracia. No es un buen fetichista. O lo es, pero extremadamente limpio 🙂
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A saber para que quería la ropa interior?
😘😘😘
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Ja,ja,ja. Para según qué cosas es mejor limpia.
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Uysss!
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Hola Galiana…tranquila es inimoutable…es un vergonzoso fetichista o bien la usa; en sus encuentros casuales con Roberto. Un cálido saludo.
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Perdón…inimputable, quise escribir.
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Entendí
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Mil gracias, 💕
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