Siempre he querido poder quemar las nubes, ver si se derretían, o simplemente qué pasaba. Hoy me has regalado un «quemador de nubes». Lo hemos probado, y he sentido que tengo en mis manos el poder de transformarlo todo. Me estabas diciendo que tuviera cuidado no lo usara contra ti. Lo que son las cosas, ahora formas parte de un cielo encendido junto a unas nubes carbonizadas.
Galiana