Una cita con @GalianaRgm: «El millonario»

Algunas personas creen que tener la cuenta corriente a rebosar es tenerlo todo.

El millonario

Creo que no es necesario que me presente; de sobra todos sabéis mi nombre y mis apellidos. Lo que os parece extraño es verme sentado junto a vosotros, siendo uno de los vuestros.

Es verdad que alguna vez he estado aquí, no ocupando esta silla, sino de pie en un atril anunciando una más que generosa aportación económica. Cierto, no voy a negarlo, tal vez con demasiados focos y sin pararme a pensar que quizá todo eso a vosotros os molestaría. Hoy soy uno más, por eso me siento a vuestro lado, entre vosotros, aunque el lugar donde nos hemos reunido lleve mi nombre en la entrada del edificio.

Os pido que me veáis como uno más, no como el filántropo, el benefactor, el… Sé que no os resultará fácil; para mí tampoco lo es el pediros algo así, estoy dando el paso.

Me miráis y veis al hombre inmensamente rico; sería estúpido por mi parte negar la evidencia, no voy a hacerlo. Los que estáis aquí, la inmensa mayoría, lo habéis perdido todo; soy consciente de ello. Aunque no os lo parezca, yo también.

Estáis pensando en que mi cuenta corriente tiene muchos más ceros; eso no es lo importante, he perdido mi dignidad como todos vosotros.

Estoy aquí porque quiero volver al origen, a ser lo que una vez fui. Esta es la única manera de hacerlo. Una vez no tuve nada material, de ahí construí un mundo, como los que estáis aquí sentados. Vosotros y yo lo dejamos ir por la misma razón; mientras no lo reconozcamos, no podremos salir de donde estamos.

Mirad a vuestra izquierda. ¿Veis a esa joven junto a la máquina del café? Para mí es joven; vosotros probablemente no la veis así porque sobrepasa los cuarenta. Es mi hija. Estáis acostumbrados a ver que tengo solo dos hijos, ambos varones, en las revistas y programas de cotilleo; esta es su hermana mayor, nacida de mi primer matrimonio, del que apenas nadie sabe de su existencia.

La madre de la mujer que estáis viendo me ayudó al principio a construir todo lo que poseo. Entonces no éramos más que dos jóvenes llenos de ilusión y poco más.

No quiero hablaros de cómo de la nada me convertí en un hombre rico porque eso todos lo sabéis, mi historia, la historia de mi empresa, se estudia en todos los libros; no he venido aquí a hablar de eso, lo que he venido a deciros es cómo, teniéndolo todo, me transformé en uno de los vuestros. Estoy aquí porque necesito vuestra ayuda para cumplir la promesa que le he hecho a esa mujer que veis antes de que el cáncer se la lleve.

Todos sabéis que me hice a mí mismo, pero ignorabais que fue su madre la que me ayudó. Tampoco sabéis que tuvimos dos hijas. Una es la que veis; la otra nació con una gran minusvalía psíquica. La madre de mis hijas murió cuando la mayor tenía dieciocho años y desde entonces ella se ha ocupado de su hermana. Económicamente a ninguna de las dos nunca le ha faltado nada; emocionalmente… esa es otra historia. Fui incapaz de aceptar el nacimiento de una hija con una discapacidad psíquica. En la misma maternidad las abandoné a las tres como si ninguna hubiera existido jamás, salvo por un costoso cheque bancario. Por aquel entonces ya empezaba a tener un nombre en el mundo textil y era tan estúpido que pensaba que mi segunda hija podría arruinarlo todo. Así de gilipollas era yo entonces.

Aquel mismo día había entrado a trabajar una nueva becaria que se cruzó en mi camino. Todos la conocéis porque, año y medio después, se convirtió en mi esposa. Resultó que quería ser diseñadora, apoyé su carrera y hoy en día es de las mejores. Con ella he tenido dos hijos y un divorcio conflictivo. A pesar de ello, nunca he dejado de apoyarla en su trabajo por el bien de mis herederos.

Unos hijos a los que desde niños apenas veo. Ella tiene su taller en Nueva York y vive en Londres. Se quedó con la custodia de los menores; me chantajeó con sacar a la luz el tema de mi hija. Cuatro hijos, dos familias y no tuve ninguna.

Quizá muchos de vosotros habéis pasado por ello. Ese es el resumen del motivo por el que estoy aquí.

Todos sabéis la edad que tienen mis hijos varones. El mayor dirige la empresa; alguien tiene que heredarla. No tenemos una relación paterno-filial. El pequeño trabaja con su madre. Ella le metió en la cabeza que soy homófobo, lo cual no es cierto por mucho que lo veáis en los periódicos.

Hace unos meses mi hija mayor vino a verme; no habíamos tenido relación en años salvo el cheque mensual que os he comentado. Jamás se puso en contacto conmigo para nada. Al principio pensé que venía por dinero; me equivoqué. Sin recriminaciones me expuso que, dado su estado actual, no podía ocuparse de su hermana; su madre hace años que falta, no necesita dinero para hacer frente a los cuidados de su hermana, tiene de sobra; se refería a los afectivos.

Me pidió que ejerciera de padre con su hermana y para ello debo asumir la responsabilidad de estar aquí.

Me sorprendió que supiera que soy uno de los vuestros. Cuando le pregunté cómo se había dado cuenta, su respuesta fue que aunque yo me había mantenido lejos, ella siempre había estado muy cerca; siempre se había preocupado por mí sin inmiscuirse en mi vida.

Así que aquí estoy de pie ante vosotros. Soy alcohólico, es la primera vez que lo digo en voz alta; necesito dejar de serlo, mi hija menor me necesita.

Galiana

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Escritora, bloguera, podcaster, enamorada de todo lo que huele y sabe a Cultura
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