Hace unas semanas estuve por aquí presentándome, si clicas en la ilustración me conoces de cerca.
En esta semana de Navidad vengo con «Cuentos de medianoche», uno cada día, hasta el jueves. Espero que te gusten.
Los relatos podrás leerlos y escucharlos.
Lobo
Madrid, octubre 1877
Caía la tarde, salía la luna y el caballero, apoyando el bastón junto al escritorio, se deshacía de la alianza que ceñía su dedo y comenzaba a desnudarse…
Era el primer anuncio aquel estremecimiento en la espina dorsal, tan leve que podría confundirse con la sensación que acompaña a un cambio de temperatura o a la caricia cauta de una amante. Por unos segundos parecía sólo eso, un simple escalofrío; a veces, iluso, incluso llegaba a pensar que la maldición había terminado.
Todo lo contrario.
El fuego líquido en que tornaba su sangre llegaba después. La primera vez, aún casi niño, había gritado, suplicado la muerte, incapaz de adivinar que era el cambio físico el menor de sus males. Con los años su miedo se había resignado a la evidencia: apretaba los dientes y apenas ahogaba un sollozo mientras, por última vez con ojos humanos, contemplaba el borboteo de la carne bajo sus manos crispadas.
Llegado a un punto el dolor se anulaba, ahí cuando los huesos comenzaban a quebrarse y soldarse al tiempo, cuando sus músculos se desgarraban y se hilaban de nuevo. Su cuerpo humano se reducía entonces a un escombro sanguinolento mientras la bestia bullía y reclamaba su sitio, su noche. Unía entonces el caballero su ser, mente y cuerpo al lobo…porque él estaba ahí, siempre estaba, pesaroso y complacido a veces, del mismo modo que la bestia moraba en un rincón de su alma día y noche cuando vestía forma humana.
¡Y qué ejemplar magnífico era! Un macho de vello oscuro, ojos ambarinos y colmillos poderosos. A pesar del veneno de su sangre, de las heridas de guerra y de las lesiones que habían convertido al humano en un tullido, el lobisome no poseía tara alguna. Esa fuerza, ese poder del lobo, embriagaban y envenenaban al hombre, pues habría matado por saberse entero de nuevo, válido también en su forma mortal. La bestia sentía su desazón y dudaba por un segundo si burlarse del hombre roto que no era sino otra parte de su esencia. Dudaba y guardaba silencio, pues por muy roto que estuviese, por mucha culpa que rondase su alma, aquel tullido siempre le ganaba la partida.
Abandonaban el piso de la calle de Toledo por el tejado. La edad del hombre, ya maduro, no parecía ser problema para el lobo, rápido y ágil como un cachorro, firmes sus pies sobre las tejas inestables. En aquella noche sin nubes pasaba por sombra, por parpadeo dudoso. Intentaba la bestia apagar los pensamientos del despojo mortal, del hombre que contenía su esencia y se aprestaba para la caza.
“Sólo necesito verla por un segundo. Después, serás libre, lobo”
Y el lobisome cedía. Siempre cedía.
Se deslizó por la ciudad con ligereza a pesar de su tamaño, invisible a ojos humanos y esquivo a las miradas de otros que, como él, moraban en las sombras. Ya la noche se adueñó del cielo, libre de la fosforescencia del ocaso y buscó un portal profundo, lo bastante lejos de las lámparas que lucían a la entrada del Real, lo bastante cerca para verla descender sola del carruaje…sola, pues el esposo de la condesa, hombre roto y deforme tras un lance de guerra, apenas salía de casa.
“Vida mía”, la voz del hombre en su cabeza y el calor de su amor en el pecho.
Reverberó un nombre de mujer en el alma compartida del hombre y del lobo, un nombre que, en las fauces de la bestia, sonó a lamento de cachorro. Detuvo ella su caminar de reina y desgajó las tinieblas del callejón con el cielo de primavera de su mirada…
Fue el susurro de unos labios rojos, apenas un hálito de aire helado en su boca, pero, no necesitaban más hombre y lobo en aquella madrugaba.
“Alma mía”, le regaló ella, bendición y oración, para guardarle durante otra noche de Luna.
Ahora dale a la ilustración si prefieres escuchar, siempre hay alguna variación respecto del texto.
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Mañana es Nochebuena, estaré por aquí con un nuevo relato, te espero.















