En la penumbra de la noche, un vínculo indestructible se forja a través de una pantalla. ¿Cuánto amor cabe en un abrazo virtual? ¿Cuánto significan las palabras compartidas entre madre e hijo? En esta llamada, el lazo del amor maternal trasciende la distancia, uniéndolos en un abrazo eterno.

El viaje apenas comienza. ¿Te unes a la aventura?

Vínculos inquebrantables

En medio de la noche, mientras la luz de la luna se filtra con timidez por la ventana de mi habitación, me encuentro frente a la pantalla de mi teléfono, con el corazón latiendo con fuerza y una mezcla de emociones revoloteando en mi pecho. Hoy es un día especial, uno de esos días que marcan un antes y un después en nuestras vidas. Hoy es el cumpleaños de mamá, y aunque la distancia nos aleje, nada podrá separarnos.

Con dedos temblorosos, marcó su número en la aplicación de videollamadas. Su imagen aparece en la pantalla, con su sonrisa radiante y sus ojos llenos de amor. Su rostro iluminado me hace sentir más cerca de casa de lo que en realidad estoy, y por un momento, me transporto a nuestro hogar, donde cada cumpleaños era una fiesta llena de risas y abrazos.

—Mamá—, susurró, luchando contra el nudo en mi garganta. —Feliz cumpleaños—.

Sus ojos se llenan de lágrimas y una sonrisa trémula baila en sus labios. —Gracias, cariño—, responde con voz entrecortada. —Es extraño no tenerte aquí—.

Asiento, incapaz de contener las lágrimas que amenazan con caer por mis mejillas. —Lo sé, mamá. Ojalá pudiera estar allí contigo, pero… —

Ella me interrumpe con un gesto suave. —Lo entiendo, hijo. Tu trabajo te ha llevado lejos, aunque eso no significa que estés ausente. Siempre estás conmigo, cada día, cada momento—.

Respiro hondo, tratando de controlar mis emociones. —Quiero que sepas cuánto te admiro, mamá. Has sacrificado tanto por mí, has dejado todo para hacerme como soy. Y yo… yo no sé cómo agradecértelo—.

Ella me mira con ternura, sus ojos brillando con orgullo maternal. —No necesitas agradecerme nada, cariño. Todo lo que he hecho, lo hice porque te quiero más de lo que las palabras pueden expresar. Eres mi mejor regalo, mi mayor tesoro—.

Mi voz se atasca en mi garganta, pero sé que debo continuar. —Quiero que sepas que, aunque estemos separados por la distancia, siempre estaré aquí para ti. Siempre podrás contar conmigo, como yo lo he hecho contigo. Eres mi roca, mi refugio, mi inspiración—.

Una lágrima solitaria se desliza por su mejilla, y sé que ha llegado el momento de decir las palabras que han estado resonando en mi mente desde que comencé esta llamada. —Mamá, quiero que recuerdes todas mis manías, nuestras risas compartidas, cada abrazo, cada beso. Deseo que te acuerdes de que, a pesar de la distancia, siempre estamos juntos —.

Ella asiente conmovida, incapaz de contener su emoción. —Lo sé, cariño, hay cosas que no pueden olvidarse—.

—Y mamá—, continuó con un susurro apenas audible. —Quiero que sepas que eres la persona más increíble que he conocido. Tu amor incondicional, tu fuerza, tu sabiduría… Todo eso me ha moldeado en quien soy hoy. Te debo lo que soy, y nunca podré agradecerte lo suficiente por ello—.

Nos quedamos en silencio por un momento, dejando que nuestras emociones se entrelacen en el aire entre nosotros. Finalmente, ella rompe el silencio con un suspiro tembloroso. —Gracias, hijo, gracias por estas palabras tan hermosas. Eres el mayor regalo que la vida me ha dado—.

—Y tú, la mejor madre que alguien podría desear—, respondo con voz temblorosa. —Te amo más de lo que las palabras pueden expresar—.

La pantalla se vuelve borrosa mientras nuestras lágrimas se unen en un abrazo virtual a través de la distancia. En este momento, sé que no importa cuán lejos estemos el uno del otro, nuestro amor siempre nos mantendrá cerca. Porque es eterno, inquebrantable, indestructible.

—Para la madre más guay de su cachorro más chachi—, digo con una sonrisa, sintiendo cómo mi corazón se llena de gratitud y amor por la mujer que me dio la vida.

Dale a la imagen para comprobar el resultado del juego.

👇👇👇

@yugm76