Una cita con @GalianaRgm: «Me han asesinado (I)»

El true crime es algo que a casi todos nos interesa. Te propongo en las próximas cuatro semanas hacer de detective en un asesinato. ¿Te atreves a resolver el crimen?

Me han asesinado (I)

Yo

Cambiar de ciudad y volver a empezar nunca es fácil. Lo primero que deseas es integrarte en el trabajo, hacer nuevas amistades. 

Soy una mujer religiosa. Ofrecerme como voluntaria para realizar actividades en una congregación parroquial fue un buen punto de partida. Saber cantar me abrió las puertas para ingresar en un coro. Gracias a mi fe y a mi voz, enseguida pude entablar relaciones sociales en mi nuevo destino.

En pocos meses, me convertí en una más de la comunidad, incluso me atrevería a decir que un miembro muy querido y respetado. Nadie hubiera imaginado que, hoy hace exactamente un año, alguna de mis recientes amistades de por aquel entonces acabaría asesinándome.

Volvamos al principio. Al momento de mi llegada.

Entre mis convecinos alegué causas laborales para justificar mi traslado, lo cual no era del todo incierto.

La mayoría de mis nuevos conocidos alabó el hecho de que una mujer, pasada la cuarentena, hubiera tenido el valor de dar un giro tan importante en su vida. La verdad: nunca estuvo en mis planes mudarme de ciudad. Las circunstancias me obligaron a ello.

La razón se debió a una mala ruptura sentimental; pésima sería la palabra para definirla mejor. Me alejaba de un hombre que no había entendido que adiós significa eso y no un hasta luego, ni un nos damos un tiempo, ni nada parecido.

Mi relación con aquel hombre fue tóxica de principio a fin. Tuve que despertar y volverme consciente de ello para darme cuenta. Una vez que lo hice, no hubo vuelta atrás; respiré, fui yo, dejé de ser una nulidad. Conjugué el verbo ver en toda su amplitud.

A él, que yo le dijera hasta aquí no le gustó. Al principio se hacía el encontradizo en mi trabajo, en el supermercado, en el metro, en cualquier lugar que sabía formaba parte de mi recorrido habitual. Comenzó siendo sutil y yo, ignorándole. Pero no se dio por aludido, hasta el punto de que me vi en la obligación de tener que cambiar mi número de teléfono. Respondió elevando el nivel de acoso, ante lo cual, para evitar males mayores, decidí poner tierra de por medio. Hablé con mi jefe. Me propuso enviarme a la otra punta del país a una empresa del mismo grupo. Todo se tramitó en el más absoluto de los secretos.

Ya instalada en la nueva localidad, aceptada en la parroquia y en su coro, comencé a hacer la vida normal que haría cualquier mujer de mi edad: trabajo, iglesia, sociabilizar…

Nunca me gustó estar sola, quizá por eso me casé demasiado joven. Necesitaba un hombre en mi vida.

Me hice un perfil en una de esas aplicaciones para citas. Mi idea era buscar pareja. No quería sólo sexo y ya.

Conocí a un hombre encantador, educado, atento, romántico, detallista. Trabajaba en la armería de la ciudad. Le gustaba el cine clásico como a mí y, sobre todo, conversar sobre lo humano y lo divino mientras paseábamos por la ribera del río. Agnóstico y respetuoso con mi fe, sin oído musical alguno, me acompañaba los viernes a los ensayos del coro y los domingos me esperaba en el bar de la esquina hasta que terminaba el oficio religioso.

Un hombre tranquilo, incapaz de levantar la voz a nadie, nada amigo de trifulcas.

Los parroquianos comentaban que había sido novio desde el instituto de la hija del dueño de la armería donde siempre había trabajado. Me contaron que, a días de la boda y con las invitaciones ya enviadas, el compromiso había sido cancelado.

No soy de las que atienden a los chismes, y menos, antiguos. Él nunca me habló de aquello y yo tampoco le pregunté; me pareció de mal gusto. Deduje que, de haber habido algo extraño, no continuaría llevando la contabilidad del negocio una década después. Lo que sí supe fue que la hija del armero había sido su única novia hasta que llegué yo. Y que, cosas del destino, mi nueva pareja era muy amigo de mi nuevo jefe y de Fran, el hermano de Laura.

Galiana

Continuará…

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About Galiana

Escritora, bloguera, podcaster, enamorada de todo lo que huele y sabe a Cultura
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