“De la amistad al amor solo hay un paso” es una de las frases más oídas, escritas y leídas en el mundo. El problema radica que no todos somos capaces de caminarlo y emprender el sendero juntos.

Y ahora, ¿qué?

Te amo, eso es lo único que sé, lo verdadero. No eres un amor pasajero, de esos de una noche, ni un capricho. Conozco tus defectos y tus virtudes, podría asegurar que mejor que nadie, incluso hasta que tú misma. Porque a mí me has abierto tu corazón de par en par, para ver lo que hay dentro. Lo peor es que ya no pude escapar, me quede allí, esperando que te dieras cuenta de lo que sentía, fingiendo cada minuto de mi vida.

Cuanto he tenido que sufrir. Noches en vela charlando, aguantando tus confesiones sobre el imbécil de turno que te había destrozado el corazón. Días de fiesta en los que terminabas vomitando y hay estaba yo, sujetándote el pelo, aguantando tu borrachera, desnudándote para meterte en la cama. Jamás te puse una mano encima. Cuantas veces me has llevado de compras y me has hecho meterme contigo en el vestuario mientras te probabas modelitos, una y otra vez, sin decidirte, riéndote sin parar.

Miles de viajes juntos. Infinidad de veces en las que te he visto correr con los tacones en la mano después del amanecer, para que no te alcanzará el sol. He soportado y compartido, impasible, cada una de tus locuras. Siempre disimulando, siendo tu amigo.

Por tu parte estabas ciega. Nunca te has dado cuenta de nada, te preocupabas tan solo de divertirte, de aprovechar cada minuto de tu tiempo, de vivir.

Y siempre la misma maldita frase “Te quiero, eres como mi hermano mayor”

Cada vez que la decías me rompía por dentro en mil pedazos, todas mis ilusiones se derrumbaban, haciéndome entrar en una espiral de amor/odio de la que no tenía el valor de salir, inventados falsos romances que no me creía ni yo pero, por lo visto, tú sí.

Miro al techo, no soy capaz de dormir. Llevaba años esperando este momento. Estar contigo. Disfrutar de cada poro de tu piel. Absorber tu aroma, que me embriaga. Saborear todos los rincones de tu cuerpo. Ser feliz a tu lado.

Aquí estoy, desnudo, en tu cama. Tu cabeza reposa con tranquilidad sobre mi pecho mientras duermes. He fantaseado tantas veces con este momento, y ahora por fin ha sucedido, es real. Te acercaste, me besaste y así empezó todo.

Esta noche ha sido nuestra, pero… ¿Y ahora qué?

@yugm76

La solución juego la tienes clicando en la ilustración.

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