Ordenadores con pantalla táctil ya hay. El sistema se está usando tanto en híbridos convertibles que son más tablets que otra cosa como en algún portátil más tradicional, pero hasta ahora la experiencia deja bastante que desear. La pantallas hasta ahora distan de tener la misma facilidad de uso y respuesta táctil que las de los móviles.
No en vano Steve Jobs, que sabía de lo que se hablaba, había rechazado la incorporación de una pantalla táctil a sus MacBook porque no era funcional y ergonómica ni suponía un avance en la experiencia de uso que compensara los costes de producción.«La tecnología multi-touch no funciona en superficies verticales. Es genial para una demo, pero terrible para la ergonomía», dijo.
Es cierto que el que más y el que menos alguna vez hemos echado mano instintivamente hacia la pantalla de nuestro portátil. Es la costumbre de manejar smartphones y tablets, o incluso las pantallas táctiles de nuestros SmartWatch. Pero este acto reflejo no justifica que en un flujo de trabajo o cualquier uso de un portátil vayamos a estar yendo del teclado a la pantalla y de la pantalla al teclado, alternando además con el ratón, ni tan siquiera el suficiente tiempo como para que justifique el coste de producción del cambio de pantalla.
Ya ha empezado a ver filtraciones informaciones de que Apple está trabajando en sus propios MacBook con pantalla táctil. Parece que la experiencia contradictoria de la Touch bar no les ha desanimado en este sentido.
Samsung, por su parte, ya les ha tomado la delantera y la primera semana de febrero, con el regustillo de la serie Galaxy S23 aún en los labios, nos presentará sus nuevos Galaxy Book con pantalla táctil OLED que prometen una experiencia tan fluida como con nuestros smartphones. Veremos si los acompaña el software que saque provecho a esta nueva característica.
Personalmente soy escéptico con respecto a esta nueva tecnología por las mismas razones que en su momento argumentó Jobs, pese a que la calidad técnica de las pantallas de Samsung para mí está fuera de cualquier duda. Aunque ya veremos.
Creo que hemos alcanzado un techo en la innovación tecnológica que lleva a las empresas a presentar como innovación inventos que no suponen un avance real en la práctica. Echo de menos a un nuevo Jobs que más allá de enredar con lo que ya existe aporte nuevos conceptos realmente rompedores. Pero el genio es individual y no se prodiga en tiempos de mediocridad como los que vivimos. 😉