Relato de Eva Tejedor (@writterworking): Sueños pasados (I)

¡Hola!

Soy Eva Tejedor, malagueña y autora de seis novelas (por ahora) de fantasía urbana, todas disponibles en Amazon.

Escribir ha sido siempre mi pasión y el thriller y la fantasía urbana mis géneros favoritos. Además de mis novelas, en mi blog tengo muchos relatos cortos basados en el mismo universo.

Mi blog: Mi aventura de escribir

A lo largo de esta semana podréis leer mi relato «Sueños pasados»

Capítulo I

—Lancelot, este es el mago Merlin.

Merlin el mago.

El mismo que ayudó a Arthur a sacar Excalibur de la roca y que clamaba tener tratos con la Dama del Lago.

Lancelot había hecho su investigación para proteger a Arturo y a Camelot.

Y ese… ese Merlin, no le gustaba nada.

Había algo en él que le molestaba. El hecho de que tuviera esos ojos tan claros y brillantes, esa sonrisa tan honesta y ese rostro tan atractivo no ayudaba.

—El legendario Lancelot. Su fama le precede, caballero.

Lancelot aceptó la mano que le ofrecía y su cuerpo se estremeció sin su permiso al sentir el tacto áspero de su palma.

La sonrisa de Merlin se suavizó y Lancelot sintió su corazón latir algo más rápido.

No, no le gustaba para nada.

Lance despertó, bostezando sonoramente. Ese había sido un sueño de lo más confuso y extraño.

Se había sentido demasiado real para ser solo un sueño normal. Había notado el calor de la mano del otro, oler la madera quemándose en la chimenea.

Pero lo más raro era que Merlin estuviera ahí y le hubiera parecido atractivo cuando no le soportaba en la vida real.

Miró el reloj, vio que eran las cinco de la mañana y gruñó una maldición. Era temprano, pero ya no podría volver a dormirse.

Se dirigió al comedor, tras vestirse, llenándose el plato hasta arriba. Los trabajadores del catering le dieron miraditas divertidas al ver la cantidad de comida que llevaba, pero le dio igual. Tenía hambre y le esperaba un largo día por delante.

Nadie iba a fastidiarle el desayuno.

Claro que ese optimismo se acabó cuando le vio.

El chico, Joss Merlin, estaba junto a la mesa del catering, con su bandeja llevando un frugal desayuno y mirando indeciso e inseguro las mesas. Todas estaban ocupadas y nadie le haría un hueco para que se uniera.

Nadie en Kamelot estaba feliz con la idea de tenerle allí. Todos pensaban que sobraba y que había embaucado a Uther de alguna manera.

Lance pensaba igual.

Pero verlo ahí, solo y con nadie dándole ni media oportunidad le molestó y mucho.

Esa fue la razón por la que le hizo un gesto para que se sentara en su mesa, a pesar de todo.

El chico le miró extrañado y aliviado y eso le hizo sentir más raro aún.

—Gracias.

—Es una mesa grande. — Joss ladeó la cabeza, sonriendo suave y le recordó tanto al sueño que se estremeció.

Igualmente, gracias. Sé que no te gusta que esté aquí. A nadie le gusta que esté aquí.

A Lance esa afirmación, por muy cierta que fuera, le dio algo de pena.

—Bueno, ha molestado a algunos que consiguieras un puesto tan codiciado. —Joss arqueó las cejas, sonriendo con sorna.

—¿La gente quiere ser quien lleve cafés y recoja ropa de la tintorería además de hacer de niñera a tiempo parcial y sin cobrar? Hay quien tiene metas muy bajas.

Lance compuso tal mueca de incredulidad que hizo reír al chico. Tenía una risa bonita y volvió a recordarle al sueño.

—Hay gente que mataría por estar en tu lugar. — la expresión del chico se ensombreció un punto.

—Lo sé.

—No me fio de ti. — le soltó a bocajarro. — Mi trabajo es proteger Kamelot, Uther y su familia.

—Algunas cosas no cambian. — Lance le miró raro, pero prosiguió.

—Si haces algo que los ponga en peligro, te mataré.

—Lo tendré en cuenta.

Cuando terminó su desayuno, Joss se levantó y dio una mirada cálida a Lance que le hizo sentir feliz e incómodo, sin razón aparente.

(Continuará…)

@writterworking

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About Galiana

Escritora, bloguera, podcaster, enamorada de todo lo que huele y sabe a Cultura
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